La gerenta general de la empresa que mueve 50 millones de envíos al año habló del negocio en tiempos de e-commerce, de la competencia con los privados y contó qué van a construir en el Polo Logístico de Pando
En enero de 1996 el artículo 747 de la ley 16.736 creó la Administración Nacional de Correos. Así, lo que hasta ese momento era una dirección nacional, dependiente del Ministerio de Educación y Cultura, adquiría jerarquía y se convertía en una empresa estatal. Poco después, la ingeniera industrial Claudia Bonnecarrère ingresó “en esta empresa, que es la más vieja del Estado pero casi la más joven también”. Hasta ese momento, el Correo no había incorporado técnicos con su perfil, pese a que, explica Bonnecarrère, en esta actividad “todo eso que tiene que ocurrir para que un paquete llegue son procesos, y son procesos industriales con información asociada”. Hoy el Correo Uruguayo es parte de actividades con las que no se lo asocia tradicionalmente, como la trazabilidad del ganado, la distribución de las computadoras del Plan Ceibal o el traslado de muestras de sangre de recién nacidos. Un elemento de peso en su operativa es ahora el comercio electrónico, para lo que desarrolló un nuevo producto denominado Casilla Mía y la plataforma digital Ahíva.
¿Cuál es la unidad de negocio más importante del Correo Uruguayo?
Estamos organizados en cinco líneas de negocios: correspondencia, logística (ligada a paquetería), servicios transaccionales –trámites que se pueden hacer en las ventanillas de Correo Uruguayo–, certificados digitales y filatelia. Las dije en un orden bastante similar a la relevancia. Pero la consulta es el nivel de madurez de cada una de ellas. La correspondencia tiene históricamente un peso relativo muy importante en los números de Correo, pero es una línea madura, casi envejecida. Lo que importa mucho es qué está pasando con las nuevas líneas.
¿Cuál es la unidad de negocio más importante del Correo Uruguayo?
Estamos organizados en cinco líneas de negocios: correspondencia, logística (ligada a paquetería), servicios transaccionales –trámites que se pueden hacer en las ventanillas de Correo Uruguayo–, certificados digitales y filatelia. Las dije en un orden bastante similar a la relevancia. Pero la consulta es el nivel de madurez de cada una de ellas. La correspondencia tiene históricamente un peso relativo muy importante en los números de Correo, pero es una línea madura, casi envejecida. Lo que importa mucho es qué está pasando con las nuevas líneas.
Por ejemplo, la paquetería tanto a nivel nacional como internacional está creciendo (en internacional ha venido creciendo a una tasa de 20% a 25% anual). En este último cambio de Directorio, 2010-2015, se pusieron en agenda temas relevantes como el avance del comercio electrónico. Es un tema que vino para quedarse. Todos los correos del mundo se están adaptando. Las cartas personales se fueron, después vinieron las empresariales, pero la paquetería es lo nuevo donde los correos tienen que jugar. Hubo que implementar el decreto de los US$ 200 y armamos Casilla Mía. Somos un actor más de los muchos que hay en las compras por internet. Para el mercado uruguayo, Correo está trabajando activamente en ser un operador logístico de paquetes de empresas a empresas o de empresas a personas.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas de ser un actor público?
El diferencial es tener la mayor red de cobertura, con más de 140 puntos. Esto hace que estemos muy cerca de la gente. Las desventajas principales están más en el imaginario de la población respecto a las empresas públicas, y cuán eficientes o ineficientes las ven, que las desventajas reales por infraestructura que haya. Este negocio es muy intensivo en mano de obra. Si las empresas no cuidan a su personal, si pagan a destajo, si sus estructuras están montadas para alguien que trabaja como segunda o tercera opción, se nota en la calidad de la prestación. Lo importante es ver cuáles son las competidoras de verdad, que tienen una estructura como para competir con los volúmenes. Y ya no son tantas las que tienen el correo como negocio principal.
¿Pesa ese prejuicio de “es un ente público”?
No. A mí en lo personal no me pesa. Somos conscientes de que la imagen del Correo a nivel público no es maravillosa ni mucho menos. También somos conscientes de que hacemos muchas más cosas que las que la población sabe. Y que paralelamente hay una cuestión emocional vinculada a lo lindo del Correo.
¿Qué se va a hacer en el Polo Logístico de Pando (PLP)?
La razón de haber mudado nuestra planta de logística nacional –de La Paz y Ejido a la ruta 101–, y la de encomiendas internacionales –de Buenos Aires a bulevar Artigas– es que ya estaban chicas y no podíamos esperar más. Esas plantas no son propias, y es un transitorio para llegar al definitivo en el PLP, que está en el bypass de la ruta 8. El proyecto es tener ahí una única planta, y centralizar las tres plantas, si se le suma la de cartas de Buenos Aires e Ituzaingó. Eso nos va a permitir una mejor productividad y manejo de los tiempos. Ese terreno es propio y estamos muy próximos al lanzamiento de la licitación para la construcción de la caja logística. Nuestra expectativa es en uno o dos años instalar ahí la planta de Correo Uruguayo. La inversión es de entre US$ 6 y US$ 10 millones, según el tipo de equipamiento que terminemos definiendo instalar.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas de ser un actor público?
El diferencial es tener la mayor red de cobertura, con más de 140 puntos. Esto hace que estemos muy cerca de la gente. Las desventajas principales están más en el imaginario de la población respecto a las empresas públicas, y cuán eficientes o ineficientes las ven, que las desventajas reales por infraestructura que haya. Este negocio es muy intensivo en mano de obra. Si las empresas no cuidan a su personal, si pagan a destajo, si sus estructuras están montadas para alguien que trabaja como segunda o tercera opción, se nota en la calidad de la prestación. Lo importante es ver cuáles son las competidoras de verdad, que tienen una estructura como para competir con los volúmenes. Y ya no son tantas las que tienen el correo como negocio principal.
¿Pesa ese prejuicio de “es un ente público”?
No. A mí en lo personal no me pesa. Somos conscientes de que la imagen del Correo a nivel público no es maravillosa ni mucho menos. También somos conscientes de que hacemos muchas más cosas que las que la población sabe. Y que paralelamente hay una cuestión emocional vinculada a lo lindo del Correo.
¿Qué se va a hacer en el Polo Logístico de Pando (PLP)?
La razón de haber mudado nuestra planta de logística nacional –de La Paz y Ejido a la ruta 101–, y la de encomiendas internacionales –de Buenos Aires a bulevar Artigas– es que ya estaban chicas y no podíamos esperar más. Esas plantas no son propias, y es un transitorio para llegar al definitivo en el PLP, que está en el bypass de la ruta 8. El proyecto es tener ahí una única planta, y centralizar las tres plantas, si se le suma la de cartas de Buenos Aires e Ituzaingó. Eso nos va a permitir una mejor productividad y manejo de los tiempos. Ese terreno es propio y estamos muy próximos al lanzamiento de la licitación para la construcción de la caja logística. Nuestra expectativa es en uno o dos años instalar ahí la planta de Correo Uruguayo. La inversión es de entre US$ 6 y US$ 10 millones, según el tipo de equipamiento que terminemos definiendo instalar.
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