Uno de ellos también se ha cosido los labios con un alambre para reivindicar sus reincorporaciones al trabajo
Tres conductores de autobús se han clavado en cruces en Paraguay y uno de ellos, además, se ha cosido la boca con alambre para reclamar su vuelta al trabajo tras la suspensión de los recorridos que realizaban.
«Estoy aguantando, pero me duele mucho», dijo a Efe Elvio Cristaldo, de 39 años, que lleva 9 días crucificado. Hace dos días se le unieron sus compañeros Eligio Martínez y Clemente Lovera, quien también se cosió los labios e ingiere alimentos líquidos con una pajita.
Los tres están bajo una lona frente a la sede de la Dirección Nacional de Transporte de Paraguay (Dinatran), en San Lorenzo, un municipio del área metropolitana de Asunción.
Rodean a los crucificados decenas de compañeros en huelga, que dicen llevar un año y medio de protestas contra las dos empresas para las que trabajan, Alto Paraná y Pycasu, que cuentan con la misma administración.
Cristaldo explicó que los bomberos le han dado calmantes y fármacos para aguantar el dolor en los nueve días que lleva clavado. Darío González actúa como «enfermero» de los tres chóferes crucificados, pese a que reconoce que no tiene conocimientos médicos.
González relató que los conductores realizaban recorridos entre grandes ciudades de Paraguay, como Asunción, Ciudad del Este, Encarnación y Concepción. Las empresa les pagaban por cada trayecto que realizaban,sin afiliarles al Instituto de Previsión Social (IPS).
El año pasado otros diez conductores de autobús que trabajaban para la empresa Vanguardia permanecieron 63 días crucificados en protesta por el despido de 10 compañeros cuando intentaban crear un sindicato. La protesta terminó cuando la compañía aceptó la reincorporación de nueve de ellos.
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