miércoles, 25 de junio de 2014

Fútbol y lógica


En Egipto se jugaba a algo parecido al fútbol hace 2.300 años, los chinos inventaron la pelota de cuero, los ingleses bautizaron el deporte inventando una palabra que conjugara el pie y el balón, generando el 26 de octubre de 1863 un primer reglamento con 14 indicaciones.
Las explicaciones antropológicas para explicar el fútbol varían entre los investigadores: algunos creen que la atracción de ese deporte se encuentra en una conexión ancestral, tribal. Ver un partido es revivir el instinto por ganar una batalla donde un objeto (la pelota) debe llegar a un objetivo (el arco contrario). Otros ven en este deporte la clave de nuestra estructura lúdica, la necesidad humana de diversión y dispersión. También de competencia. Si buena parte de la sociedad no tuviera semana a semana la oportunidad de descargarse gritando goles, o vociferando por su equipo, es probable que el mundo fuera más violento. Por eso es tan absurda la violencia en el fútbol, la esencia del deporte es eliminar tensiones que lleven a la violencia y no realizarla. Diferencia sutil pero determinante. El impulso por competir es un modo de canalizar y no de manifestar violencia.
En Egipto se jugaba a algo parecido al fútbol hace 2.300 años, los chinos inventaron la pelota de cuero, los ingleses bautizaron el deporte inventando una palabra que conjugara el pie y el balón, generando el 26 de octubre de 1863 un primer reglamento con 14 indicaciones. Sucedió en Londres, en el Pub Freemason's Tavern. Eran 19 hombres que armaron un código que tenía similitud con el rugby aunque proponían erradicar el uso de las manos para mover el balón entre los jugadores. La clave del deporte era el respeto, la superación y la victoria. El primero partido fue el 19 de diciembre de 1863. Los equipos de Barnes y Richmond empataron 0 a 0. Lo demás es historia conocida: copas, mundiales, mercado de pases, victorias y derrotas.
Pocas cosas hacen feliz a tanta gente al mismo tiempo como el fútbol. Los desinteresados en este deporte deberían reparar en esta cuestión sociológica global: el fútbol atraviesa culturas y unifica al mundo de una manera que no logra ninguna manifestación humana. ¿Por qué? Volvemos a la cuestión antropológica. Pensemos en un aspecto de la vida humana que se materializa paradigmáticamente en el fútbol: la mezcla de lo planificado y lo inesperado. Lo imprevisible, ése es el magnetismo del fútbol frente a todos los demás deportes.
Es imposible que un tenista uruguayo le gane a Nadal, que un equipo de basquetbol local triunfe ante San Antonio Spurs, que Los Teros venzan a los All Blacks, o que un buen jugador le hiciera jaque mate a Gasparov en su momento de apogeo. En todos estos deportes, y que me perdonen los apasionados a ellos, se da la lógica; en el fútbol no. Y en la vida tampoco. Se da la mezcla, la interconexión entre la planificación y el azar, entre el esfuerzo para competir bien y lo imprevisible de la suerte.
Lo previsible siempre está en crisis en un partido, lo inesperado puede suceder en cualquier momento. Sólo por este elemento esencial el fútbol es algo tan fascinante y los chicos (Uruguay 1950, Peñarol 1966, Nacional 1988, Uruguay 2014) le pueden ganar a los grandes (Brasil, Real Madrid, PSV Eindhoven, Inglaterra e Italia). Y no olvidemos aquí lo de Costa Rica.
Este elemento de que en el fútbol todo puede cambiar en un segundo es lo que logra que el mundo de los negocios, que está tan cerca de este deporte, nunca pueda colonizarlo por completo. Es incalculable el dinero que mueven los campeonatos y las grandes figuras internacionales. Mucha gente en el mundo vive del fútbol lícita y transparentemente pero también hay una mafia, como en todo rubro que tiene posibilidades de ganar mucho dinero. Se trata de arreglar un partido, se coimean jueces, se les paga extra a directores técnicos para que pierdan campeonatos.
Pero estos arreglos ilegales e inmorales nunca pueden consumarse por completo. Porque el dinero es objetivo y el fútbol no lo es. Porque cuando pita el árbitro y da comienzo al encuentro, el misterio de lo impredecible se instaló entre todos nosotros. Porque la lógica del fútbol es precisamente que en la vida no siempre se da la lógica.

Filosofía y Periodismo

Columna de Facundo Ponce de León




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