(Artigas en la Ciudadela - Óleo de Juan Manuel Blanes (1884).)
Las raíces de su ideario tienen dos fuentes principales. Artigas leyó en su adolescencia libros que provenían de Europa y Estados Unidos, como Sentido común de Thomas Paine y El contrato social de Rousseau, entre otros de autores de la Ilustración.
Fue educado en una escuela católica de franciscanos, de la que se retiró a las estancias de su padre, principalmente a la que se ubicaba en las actuales tierras que lindan la Villa de Casupá. En la primera etapa de su vida no fue influido por ideas revolucionarias. Su educación no fue muy ortodoxa aunque si demostró brillantez en su desempeño. Cuentan cronistas de la época, que en la época de Purificación en que contaba con 3 ó 4 secretarios, les dictaba cartas simultáneamente a los cuatro, con sorprendente lucidez, en las que se ocupaba desde la organización administrativa y política, pasando por cartas diplomáticas y asuntos menores como restituciones de bienes a gente del pueblo, o fijar pensiones para viudas e hijos de sus combatientes caídos en acción. De su vinculación con la campaña adquirió experiencia para la revolución que luego llevó a cabo.
En la opinión del investigador Carlos Maggi, lo que marcó a Artigas en su adolescencia fue su relación con los indígenas, negros y gauchos. Se mezclaron sus raíces, su avidez, lo que leyó y su contacto con la alta sociedad montevideana y con la parte marginada de la sociedad.
El ideario artiguista se componía de ideas políticas, las que se expresaron en las Instrucciones del año XIII y en la conformación de la Liga Federal. También tenía ideas socioeconómicas, que se expresaron en el Reglamento de Tierras, el Reglamento provisorio de 1815 de la campaña y seguridad de sus hacendados y el Reglamento Provisorio de Aranceles Aduaneros para las Provincias Confederadas de la Banda Oriental del Paraná.
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