La joven fue una de las seleccionadas para subir al escenario y le pidió a Paul McCartney que firmara en su espalda. Al día siguiente buscó un tatuador y la marca quedará para siempre allí.
Josefina, de 20 años, se había puesto una meta: “este año conozco a Paul”. Trabajó en verano para juntar el dinero necesario para asistir a la prueba de sonido y estar en primera fila.
Con el fin de entregarle un dibujo con una carta, josefina siguió a Paul desde el Aeropuerto hasta el hotel y montó un operativo especial junto a uno de sus amigos.
En el estadio, mostró continuamente un cartel que decía: “un lugar para vos en mi corazón, un lugar para tu firma en mi espalda” y finalmente subió al escenario.
McCartney firmó en el lugar indicado y el domingo después del concierto Josefina consiguió un tatuador para que la firma se quedara con ella para siempre.
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