viernes, 11 de abril de 2014

Diamela Eltit




Los trabajadores de la muerte (fragmento)

La llegada del vino produce en los hombres una cierta agitación. Cuidando de no precipitarse sobre los vasos, la urgencia se deposita en un vértice alucinatario de sus retinas o yace incubada en un súbito endurecimiento en las mandíbulas o se camufla tras un ceremonial demasiado forzado que actúa como sólido muro de contención para una sed largamente cultivada. Cuando la mano del hombre que sueña atrapa su vaso, sus invitados proceden a imitar con fidelidad sus movimientos. Los integrantes de la mesa sorben el vino y lo tragan con una enervante lentitud ritual. Pero el artificioso protocolo de las gargantas y de los gestos no viene sino a remarcar el indesmentible protagonismo de una sed viciosa que carece de contornos. "

Escritora chilena nacida en Santiago. Profesora de Castellano y licenciada en Literatura, desde 1991 y durante varios años se desempeñó como agregada cultural de la Embajada de Chile en México. Representa una interesante corriente narrativa, que tiene carácter experimental y de ruptura tanto en su contenido -mundos sórdidos, personajes marginales- como en su forma. Suelen asociarse a esta corriente varios narradores unificados como la generación del 87, posterior al golpe que derrocó al gobierno de Salvador Allende, y cuya desazón y resentimiento ha generado nuevas búsquedas desde el punto de vista literario. Cabría agregar que, en este marco, muestra una clara preferencia por el cuerpo femenino sufriente. A todo ello van aparejados una técnica y un lenguaje ambiguos, transgresores de los moldes usuales, y que hacen más compleja su lectura. Estos rasgos pueden apreciarse en las novelas Lumpérica (1983), Por la patria (1986), El cuarto mundo(1988), El padre mío (1989), Vaca sagrada (1990), Los vigilantes (1994) y Los trabajadores de la muerte (1998).



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