El sacerdote Uberfil Monzón falleció este domingo a los 86 años de edad, quien se desempeñó como director del Instituto Nacional de Alimentación (INDA) y presidente Honorario del Patronato Nacional de Encarcelados y Liberados.
Monzón falleció este domingo, se encontraba desde hace dos años en el Hogar Sacerdotal Monseñor Jacinto Vera y había sufrido un Accidente cerebrovascular.
Su velatorio se realiza este lunes desde la hora 8 en la parroquia San Antonino de la calle Caraguatáy 2086 esquina Cufré. Las honras fúnebres serán en el cementerio Central.
Durante la primera administración de Tabaré Vázquez (2005-2010) Monzón se desempeñó como director del INDA, siendo el primer sacerdote católico en ejercer un cargo político en un gobierno de izquierda.
En aquel entonces pronunció una de las frases que más resuenan en la memoria de los uruguayos: “Los beneficiarios de estas políticas son personas cuya mayor pobreza es haber perdido la dignidad de ser personas”.
Al comienzo del gobierno de José Mujica, Monzón ejerció el cargo de Presidente Honorario del Patronato de Encarcelados y Liberados. Durante su administración impulsó una experiencia hasta ese momento inédita por la cual se le permitió a 20 presos y presas cumplir con un contrato laboral, de tres meses, en tareas de limpieza y desmalezamiento en zonas de riesgo de incendio forestal en La Paloma.
Datos
Monzón nació el 21 de agosto de 1929 en Nueva Palmira, Colonia. En el año 1937 se radicó en Montevideo junto con su madre y hermanos. Se ordenó sacerdote el 15 de agosto de 1962.
Luego de su ordenación, la primera parroquia que se le asignó fue la de la Sagrada Familia, en la calle Agustín Muñoz y Carlos Tellier en el barrio de La Teja. Allí entabló una larga amistad con una pareja de jóvenes: María Auxiliadora Delgado y Tabaré Vázquez.
A comienzos de los años 70 se radicó en Paraguay donde fue detenido por las fuerzas del dictador Alfredo Stroessner, acusado de pertenecer al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, por su vinculación a la Teología de la Liberación.
Fue encarcelado y sufrió la tortura hasta que logró la libertad al no comprobársele vinculación con el MLN-T.
En una de sus últimas entrevistas, publicadas en el libro: “Ubierfil Monzón. Cristianismo, martirio y compromiso político”, del periodista Mauricio Cavallo, el sacerdote expresó: “Me secuestraron un 27 de febrero de 1971, y el número 27 para mí se transformaría en una fecha significativa porque por primera vez ingreso al Seminario un 27 de febrero, el 27 de febrero en Adrogué, Buenos Aires, tomé los hábitos, y el 27 de febrero me raptaron.
Dicen que a mí me denunció un sacerdote paraguayo quien habría dicho que yo estaba queriendo movilizar en el Paraguay una célula tupamara y por ello me raptaron.
Sin embargo, cuando me raptaron pensé que lo habían hecho porque estaba trabajando en la Conferencia Episcopal Paraguaya (…)
Luego la tortura por no decir lo que ellos querían. En el contexto de la tortura, que no es algo fácil de sobrellevar porque debe ser una de las cosas más demoníacas que uno puede concebir, yo viví la experiencia de Dios que se hizo presente.
Un día dije que iba a hablar. Me llevaron para otra pieza y sentí que no podía hacerlo, que era una canallada. Desde ese momento, estando al borde de la muerte, sentí que Dios me daba la fortaleza para enfrentar el sufrimiento”.
En la misma entrevista, el periodista pregunta: ¿Cómo le gustaría irse de esta vida?, a lo cual Monzón respondió: “Consciente de que he hecho todo lo posible para hacer el bien”.
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