La Universidad de Texas, compró y digitalizó los archivos personales de Gabriel García Márquez, y presenta al público sus primeros resultados entre este 28 y 30 de octubre, en un simposio en homenaje al Premio Nobel colombiano, dónde entre múltiples facetas, destaca su relacionamiento con el líder histórico de la Revolución Cubana.
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El archivo personal de “Gabo” fue comprado a los herederos del escritor el año pasado, en 2,2 millones de dólares, una adquisición sumamente controvertida en Colombia, donde se discutió hasta último momento la pertinencia de que el legado personal del autor de “Cien años de soledad”, fuera a quedar depositado en Estados Unidos.
La Universidad de Texas compró así 78 cajas con documentos que incluyen desde 43 álbumes de fotos, hasta manuscritos de trabajos tanto publicados como inéditos, además de correspondencia, guiones de cine, y múltiples objetos de relevancia para Gabo, durante su vida que se extinguió el año pasado.
Entre los elementes más reconocidos del archivo, aparecen el texto escrito en máquina de escribir con papel carbónico de Cien años de soledad –el que llevó a la imprenta de propia mano en 1966- además de versiones también a máquina de “En agosto nos vemos” una novela inédita, que se espera aparezca el año próximo.
La muestra de una entrañable amistad en Cuba
Los materiales que por estos días presenta la Universidad de Texas incluyen fotografías, cartas y otros apuntes de una entrañable amistad: la que mantuvo con Fidel. En cuatro de los álbumes de fotos titulados “La Habana”, García Márquez aparece disfrutando de mucho de lo cubano post-revolución, pero también hay otro álbum “Fidel-Birán”, donde aparece la visita que Castro y el escritor hicieron en 1996 a la pequeña localidad en la que nacieron el expresidente cubano en 1926 y Raúl Castro, en 1931.
“Gabo” integró el grupo de periodistas que fundó la agencia de noticias Prensa Latina a pocos meses del triunfo de la revolución, en 1959.
En 1961, el entonces director del FBI estadounidense, Edgar Hoover, ordenó medidas contra el escritor ante la eventualidad que viajara a EE.UU. “En caso que entre a Estados Unidos por cualquier motivo, el FBI debe ser avisado de inmediato”, ordenó por escrito en febrero de 1961 acorde a una investigación publicada por “The Washington Post”.
Ya viviendo en Ciudad de México, EE.UU. le negó varias veces la visa de entrada por su cercanía con Fidel, orden que fue levantada por el entonces presidente Bill Clinton, que se declaraba ferviente admirador de “Cien años de soledad”.
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