Madre querida: te escribo en esta noche
lejos del mar y cerca de los hombres.
La ciudad como siempre se mueve en torbellino,
y en sus muros, América rompe olas de sangre.
Madre, hay viejos traidores que invocan a las masas
y poetas que mueren de pobres soledades:
se les mata de noche o se les deja ciegos
en medio de las luces de nuevas primaveras.
Estoy confuso, madre. Algo que yo creía
firme como la roca, se me escapa en la sombra,
íntimas cercanías se me vuelven lejanas.
Escucho andar los hombres con millones de pasos;
el petróleo chorrea sobre la faz del mundo.
Y mil enormes frisos de brillantes aceros
mueven furias y espadas, mueven cascos y espantos.
lejos del mar y cerca de los hombres.
La ciudad como siempre se mueve en torbellino,
y en sus muros, América rompe olas de sangre.
Madre, hay viejos traidores que invocan a las masas
y poetas que mueren de pobres soledades:
se les mata de noche o se les deja ciegos
en medio de las luces de nuevas primaveras.
Estoy confuso, madre. Algo que yo creía
firme como la roca, se me escapa en la sombra,
íntimas cercanías se me vuelven lejanas.
Escucho andar los hombres con millones de pasos;
el petróleo chorrea sobre la faz del mundo.
Y mil enormes frisos de brillantes aceros
mueven furias y espadas, mueven cascos y espantos.
Madre, del viejo mundo con olor a pesebre,
de la ternura límpida del río comarcano,
llegan sólo recuerdos.
Un viento como punta desgarra las raíces;
negras banderas cuelgan; en cada espacio cabe
la estatura de un muerto.
Una bala gotea, una espina se clava
y una vida en virutas de fuego se derrama.
Sobre el hueco del mundo van cayendo
pesadillas nocturnas, cataclismos,
laberintos sombríos.
Todo es la locura organizada.
de la ternura límpida del río comarcano,
llegan sólo recuerdos.
Un viento como punta desgarra las raíces;
negras banderas cuelgan; en cada espacio cabe
la estatura de un muerto.
Una bala gotea, una espina se clava
y una vida en virutas de fuego se derrama.
Sobre el hueco del mundo van cayendo
pesadillas nocturnas, cataclismos,
laberintos sombríos.
Todo es la locura organizada.
Los rascacielos matan, matan hombres,
matan flores y casas y recuerdos.
Los hombres y mujeres se unen y desunen
como sucias barajas.
matan flores y casas y recuerdos.
Los hombres y mujeres se unen y desunen
como sucias barajas.
Este es un mudo triste, donde el cinismo crece,
y su sonrisa fría de labios apretados,
aparece en la prensa, se escucha en la radio.
Este es un mundo triste, goyesco y arrumbado.
Madre, hasta la luna, como un reloj de hielo
desmenuza la noche sobre los campanarios.
Nadie duerme y espera, nadie ama ni sueña.
Chorrea la neblina, se derriten los árboles.
Cascarones de sombras se extienden por el llano;
por ese llano inmenso, polvoriento y lejano
van pasando los mitos.
Moisés cubierto todo
por un enjambre negro;
Júpiter sin corona;
Jesús desenclavado.
y su sonrisa fría de labios apretados,
aparece en la prensa, se escucha en la radio.
Este es un mundo triste, goyesco y arrumbado.
Madre, hasta la luna, como un reloj de hielo
desmenuza la noche sobre los campanarios.
Nadie duerme y espera, nadie ama ni sueña.
Chorrea la neblina, se derriten los árboles.
Cascarones de sombras se extienden por el llano;
por ese llano inmenso, polvoriento y lejano
van pasando los mitos.
Moisés cubierto todo
por un enjambre negro;
Júpiter sin corona;
Jesús desenclavado.
Es una historia triste, que te escribo de noche.
Desde una calle fría llega la voz de un tango.
Desde una calle fría llega la voz de un tango.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario