Uno de los "deportes" favoritos del autor de "El Pozo" y "La vida breve", antes de dormirse, era tratar de recordar los nombres de personas conocidas que frecuentaban el mismo bar que él o de los niños que fueron compañeros en la escuela primaria.
"La memoria cada vez se hace más débil. aunque no tengas arterioesclerosis", dijo alguna vez el escritor uruguayo Juan Carlos Onetti (1909-1994). El viernes se cumplirán 20 años de su muerte en Madrid, donde vivió 19 años, sin que prácticamente nadie se acuerde.
Uno de los "deportes" favoritos del autor de "El Pozo" y "La vida breve", antes de dormirse, era tratar de recordar los nombres de personas conocidas que frecuentaban el mismo bar que él o de los niños que fueron compañeros en la escuela primaria.
Pero "a veces también fracasaba", confesó en uno de los pocos reportajes que concedió en vida, ya que era un hombre retraído, hosco, que se recluyó en la cama y pasó los últimos años acostado, leyendo, bebiendo y fumando.
Fue muy escaso su contacto con el mundo exterior. Salvo en contadas ocasiones apenas recibía visitantes y en 1985 llegó a rechazar una invitación del entonces presidente de Uruguay para retornar a Montevideo cuando el país recuperaba la democracia, después de 13 años de dictadura.
Quienes lo conocieron confesaron alguna vez que Onetti guardaba un profundo resentimiento, entre otras razones, porque en 1974 fue encarcelado por integrar un jurado en un concurso literario y terminó internado en un hospital psiquiátrico.
También se sentía "muy dolido" por la falta de reconocimiento, aunque en 1980 fue galardonado con el Premio Cervantes, una de las más destacadas distinciones en el mundo de la literatura hispanoamericana.
Ese año, sin embargo, había sido propuesto para el Nobel de la Paz, que nunca recibió. En cambio fue Premio Nacional de Literatura de Uruguay (bienio 1959-1960), Gran Premio Nacional de Literatura de Uruguay (1985), Premio de la Unión Latina de Literatura (1990) y el Gran Premio Rodó a la labor intelectual (1991).
Juan Cartlos Onetti fue considerado el mejor narrador uruguayo de los últimos 50 años (1972) en una consulta realizada entre escritores por el desaparecido semanario "Marcha" de Montevideo, órgano de prensa del que fue secretario de redacción, en 1939.
El Nobel de Literatura peruano Mario Vargas Llosa lo considera uno de los autores más originales y personales, que introdujo sobre todo la modernidad en el mundo de la narrativa, pero el lector común encuentra dificultades para acercarse a ese estilo de escribir complejo, hermético, pesado y pesimista.
El autor explicó una vez que cuando se ponía a escribir, "a veces del tema más bonito, más simpático, más fantástico", siempre se le escapaba una veta de pesimismo. "Como si me desmintiera a mi mismo. Como diciendo la vida no es así. Le sirve a un tipo que está dentro de mí".
Con motivo de este nuevo aniversario de su muerte, en Uruguay no está previsto realizar ningún acto de recordación, homenaje o reconocimiento a quien legó 12 novelas, diez cuentos y numerosos artículos periodísticos principalmente en su país y Argentina, donde vivió varios períodos de su vida, entre 1930 y la década de 1950.
El autor de "El Pozo", "El astillero" y "La vida breve", presagiaba en vida que algo de ésto podría ocurrir con él y con su obra. "¿Quien va a leer a Onetti dentro de 20 años? ¿A quien le va a importar?", se preguntaba, como ha comentado en varias ocasiones su última esposa, Dolly Mur.
"La cultura no paga y la literatura menos aún" coinciden muchos intelectuales y creadores uruguayos. Este año también han pasado prácticamente inadvertidos los aniversarios de nacimiento o muerte de otras grandes figuras de las letras del país como Delmira Agustini 1886-1914), Armonía Somers (1914-1994), Mario Levrero (1940-2004), Marosa di Giorgio (1932-2004), Felisberto Hernández (1902-1964) y Mario Benedetti (1920-2009).
Uno de los "deportes" favoritos del autor de "El Pozo" y "La vida breve", antes de dormirse, era tratar de recordar los nombres de personas conocidas que frecuentaban el mismo bar que él o de los niños que fueron compañeros en la escuela primaria.
Pero "a veces también fracasaba", confesó en uno de los pocos reportajes que concedió en vida, ya que era un hombre retraído, hosco, que se recluyó en la cama y pasó los últimos años acostado, leyendo, bebiendo y fumando.
Fue muy escaso su contacto con el mundo exterior. Salvo en contadas ocasiones apenas recibía visitantes y en 1985 llegó a rechazar una invitación del entonces presidente de Uruguay para retornar a Montevideo cuando el país recuperaba la democracia, después de 13 años de dictadura.
Quienes lo conocieron confesaron alguna vez que Onetti guardaba un profundo resentimiento, entre otras razones, porque en 1974 fue encarcelado por integrar un jurado en un concurso literario y terminó internado en un hospital psiquiátrico.
También se sentía "muy dolido" por la falta de reconocimiento, aunque en 1980 fue galardonado con el Premio Cervantes, una de las más destacadas distinciones en el mundo de la literatura hispanoamericana.
Ese año, sin embargo, había sido propuesto para el Nobel de la Paz, que nunca recibió. En cambio fue Premio Nacional de Literatura de Uruguay (bienio 1959-1960), Gran Premio Nacional de Literatura de Uruguay (1985), Premio de la Unión Latina de Literatura (1990) y el Gran Premio Rodó a la labor intelectual (1991).
Juan Cartlos Onetti fue considerado el mejor narrador uruguayo de los últimos 50 años (1972) en una consulta realizada entre escritores por el desaparecido semanario "Marcha" de Montevideo, órgano de prensa del que fue secretario de redacción, en 1939.
El Nobel de Literatura peruano Mario Vargas Llosa lo considera uno de los autores más originales y personales, que introdujo sobre todo la modernidad en el mundo de la narrativa, pero el lector común encuentra dificultades para acercarse a ese estilo de escribir complejo, hermético, pesado y pesimista.
El autor explicó una vez que cuando se ponía a escribir, "a veces del tema más bonito, más simpático, más fantástico", siempre se le escapaba una veta de pesimismo. "Como si me desmintiera a mi mismo. Como diciendo la vida no es así. Le sirve a un tipo que está dentro de mí".
Con motivo de este nuevo aniversario de su muerte, en Uruguay no está previsto realizar ningún acto de recordación, homenaje o reconocimiento a quien legó 12 novelas, diez cuentos y numerosos artículos periodísticos principalmente en su país y Argentina, donde vivió varios períodos de su vida, entre 1930 y la década de 1950.
El autor de "El Pozo", "El astillero" y "La vida breve", presagiaba en vida que algo de ésto podría ocurrir con él y con su obra. "¿Quien va a leer a Onetti dentro de 20 años? ¿A quien le va a importar?", se preguntaba, como ha comentado en varias ocasiones su última esposa, Dolly Mur.
"La cultura no paga y la literatura menos aún" coinciden muchos intelectuales y creadores uruguayos. Este año también han pasado prácticamente inadvertidos los aniversarios de nacimiento o muerte de otras grandes figuras de las letras del país como Delmira Agustini 1886-1914), Armonía Somers (1914-1994), Mario Levrero (1940-2004), Marosa di Giorgio (1932-2004), Felisberto Hernández (1902-1964) y Mario Benedetti (1920-2009).
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