jueves, 22 de mayo de 2014

El ejército de mujeres que venció a la polio


Vikas Pandey
BBC


Sita Devi asegura que está comprometida a mantener India libre de polio.
Hace unos años, India contaba con la mitad de los casos de poliomielitis de todo el mundo. Hoy oficialmente está libre de la enfermedad.
Se trata de una increíble hazaña que en buena parte se debe a un ejército de mujeres quienes, paso a paso, entrecruzaron el país a pie para vacunar a los niños menores de cinco años.
Sita Devi es una de las "tías polio". La mujer de 57 años con frecuencia camina varios kilómetros bajo el calor inclemente en busca de niños que viven en poblaciones y comunidades remotas y que necesitan vacunarse.
Ella es una de las cientos de miles de trabajadoras de losAanganwadis -centros de salud- en India que ofrecen servicios gratuitos básicos para aquellos que no pueden pagar.
También son parte de la Iniciativa Pulso a la Polio, que empezó en 1995 y cuyo objetivo era erradicar la enfermedad del país.
Desde entonces, se han colocado 12.100 millones de dosis de vacuna.
En 2006, India todavía representaba la mitad de los casos en todo el mundo, pero a principios de este año registró su tercer año consecutivo sin casos nuevos de contagio.
Este logro permitió que la Organización Mundial de la Salud declarara finalmente a toda la región del sureste asiático como libre de polio.

"Problema nuevo"

Pero ahora Devi está preocupada. No sabe si podrá persuadir a las familias con las que trabaja en áreas rurales del norte de India para que vuelvan a inmunizar a sus niños.
Comparte su preocupación en la reunión matinal de las trabajadoras de Aanganwadi, en una de las oficinas regionales de Allahabad.
Afuera hacen 45ºC y un oxidado ventilador no hace mucho para aliviar el calor.
La preocupación de Devi en parte se debe al éxito del programa de erradicación. La siguiente ronda de inmunización es en junio, pero muchas familias no ven la lógica de repetir las vacunas ahora que el país está libre de polio.
"Este es un problema nuevo. Debemos tratarlo cuidadosamente para que la gente entienda por qué estamos dando las gotas contra la polio", le dice a Rajesh Singh, funcionario sanitario regional.
Entre un coro de voces preocupadas, Singh anima a las trabajadoras a explicar a las familias sobre la importancia de la inmunización periódica para mantener alejada la enfermedad.
Tiene que alzar la voz para que lo escuchen entre el debate que se creó y el crujir del ventilador.
Pero su charla parece funcionar y las mujeres se preparan con entusiasmo para salir a sus respectivas áreas.

"Comprometida con la causa"

"Con frecuencia, estas mujeres visitan más de 500 casas en un día y caminan muchos kilómetros. No es el dinero lo que las motiva. Trabajan hasta el cansancio porque se sienten comprometidas con la causa", explica Singh.
Después de la Reunión, Devi sale al calor del día y camina hacia la calle principal donde espera el autobús.
En la medida que nos movemos lentamente entre el tráfico, hacia la zona de viviendas precarias, cuenta que su mayor trabajo radica en educar a las familias más pobres.
Aclara que el dinero nunca ha sido su motivación.
Estas trabajadoras ganan cerca de un dólar por cada visita a un área, además del salario mensual de unas 4.000 rupias (US $70).
Pero Devi ha sido testigo del impacto de la polio. Ella vio cómo su propio sobrino creció con la enfermedad, sin poder caminar o realizar actividades básicas.
"En 1998, escuché sobre el programa de polio y pregunté en el centro sanitario local si podían tratar a mi sobrino. Pero me dijeron que la vacunación sólo prevenía la enfermedad", recuerda.
Fue una decepción terrible el hecho de que no lo pudieran ayudar, pero ello hizo que se decidiera a luchar contra la polio.
"Me sumé inmediatamente porque había visto cómo destruía vidas. Mi sobrino siempre tenía que estar con algún miembro de la familia y nunca podíamos salir todos como una familia".
Esta mujer cuenta que ahora su sobrino ya está grande, pero todavía tiene dificultades para moverse, porque India no es un país para personas con discapacidades.

"Tía polio"

Cuando llegamos a nuestro destino, Devi señala la falta de infraestructura como higiene, electricidad e incluso agua potable, típica en muchos pueblos indios.
En la medida que va de una casa a otra, empiezo a darme cuenta de la razón del éxito en esta enorme tarea de eliminar la enfermedad en un país de más de mil millones de personas.
Su naturaleza amigable ayuda a que los residentes sean abiertos sobre sus vidas y problemas.
"Es más fácil que la gente confíe en mí una vez que comparten algunos detalles sobre ellos. Después de que me cuentan sus vidas, puedo explicar cómo pueden proteger a sus niños contra la polio, lo que sería una carga adicional para ellos", explica.
En la medida que camina por la barriada, los niños corren descalzos tras ella y la llaman "tía polio" para conseguir más dulces.
Los altos niveles de corrupción en India dificultan que la gente confíe en las iniciativas del gobierno, pero Devi insiste en que el programa de polio es distinto.
Una familia no está convencida de inmunizar a sus pequeños, por lo que ella trae el kit de vacunación y explica cómo las gotas están seguras en la neverita.
Antes de continuar, les da chocolates a los niños.
"Con frecuencia me canso de caminar entre ocho y diez kilómetros en el calor abrasador. Pero en la medida que la salud me lo permita, seguiré con mi trabajo ", asegura con una sonrisa mientras ve cómo me seco el sudor de la frente.

"No podemos darnos el lujo de descansar"

La historia de Devi no es muy distinta a la de otras trabajadoras de Aanganwadi, que recorren kilómetros de distancias para llegar a las zonas donde trabajan.
Una de sus colegas, Ritu Tripathi, trabaja a 70 kilómetros de su casa, de la que está afuera durante la semana. Sólo ve a sus dos hijos los fines de semana, y es su madre la que cuida de ellos en su ausencia.
"No puedo pagar un viaje de tren seguido, prefiero invertir mi energía en la campaña anti polio y otros programas de bienestar del gobierno".
Los salarios son un verdadero problema para las trabajadoras. A principio de este año hubo una huelga de trabajadores aanganwadi en varias partes de India, pero en su zona nadie dejó sus labores.
"Estaría bien que el gobierno nos pagara más por nuestros esfuerzos, pero incluso si no lo hace, continuaré con mi trabajo", aclara Tripathi.
Por la tarde estoy extenuado de seguir a Devi mientras hace su trabajo, soy incapaz de imaginar esta rutina a diario y durante años.
Pero ella está decidida a no tirar la toalla.
"Hemos luchado mucho para combatir la polio. No nos podemos dar el lujo de descansar si queremos permanecer libres de la enfermedad".



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