“Sean los orientales tan ilustrados como valientes”.
Santo y seña de las tropas artiguistas en el Campamento de Purificación, 30 de mayo de 1816.
“Si la democratización de la cultura —en las más amplias acepciones— fue el pilar sobre el que se creó la primera Biblioteca Pública en el país, en 1816, continuar el ejemplo y rescatar de todas las maneras posibles, lo que por debilidades y torpezas no hayamos realizado, más que un plan, es un
lema o deber moral ineludible”.
lema o deber moral ineludible”.
Reportaje de Beto Oreggioni a Dionisio Trillo
Pays, director de la Biblioteca Nacional,
con motivo de los 150 años de la institución
Marcha, 27 de mayo de 1966
Pays, director de la Biblioteca Nacional,
con motivo de los 150 años de la institución
Marcha, 27 de mayo de 1966
“Cuando las fuerzas portuguesas al mando de Carlos Federico Lecor ocuparon la ciudad de Montevideo y el general invasor se instaló en el Fuerte —donde funcionaba la Biblioteca— el destino de los libros de la institución fue trágico. Arrumbados en un oscuro rincón de la vieja casona, dejaron de cumplir la función que la Revolución les había asignado. La Revolución y la Biblioteca cayeron juntos. Fue un digno fin”.
José Pedro Barrán
“La inauguración de la Biblioteca Pública en 1816”
Marcha, 27 de mayo de 1966
“La inauguración de la Biblioteca Pública en 1816”
Marcha, 27 de mayo de 1966
El 4 de agosto de 1815 Dámaso Antonio Larrañaga envió una carta al Cabildo de Montevideo en la que proponía suplir con buenos libros la falta de maestros e instituciones. Para lo que era necesario crear una biblioteca pública a la que pudiesen concurrir los jóvenes y todos aquellos que quisieran acceder al saber. Larrañaga solicitaba un espacio para instalarla. El 12 de agosto, desde el Campamento de Purificación, Artigas envió una nota al Cabildo en la que daba su aprobación entusiasta para la creación de aquella primera biblioteca pública. Allí radica que la Biblioteca Nacional de Uruguay (BNU) sea, en el imaginario de quienes en ella trabajamos —quizá también en el imaginario colectivo— la institución cultural más antigua que tiene el país. Fue inaugurada el 26 de mayo de 1816, antes de que surgiera la idea de que la Banda Oriental debía ser estado independiente, 14 años antes de aprobada la primera constitución. La BNU es una unidad ejecutora del Ministerio de Educación y Cultura (MEC). Sus objetivos centrales son recopilar, conservar, acrecentar, procesar y difundir el patrimonio bibliográfico y documental uruguayo. Su misión es ser responsable de la preservación de la herencia bibliográfica y documental del país; hacer posible y garantizar que todos los ciudadanos puedan acceder a su acervo. Se puede decir, en una aproximación simplificada, que la BNU está compuesta por: el acervo, el personal, el edificio, el Catálogo y la Dirección. A continuación hacemos una breve descripción de los componentes.
El acervo tiene su base en la Ley de Depósito Legal, aunque no solamente en ella. Está integrado por, aproximadamente, un millón de folletos, libros, revistas. Su colección de prensa se remonta a principios del siglo XIX. La BNU tiene colecciones de libros antiguos y raros, mapas, planos, partituras, fotos, grabados, cuadros, esculturas, una colección de billetes y monedas de curso legal en Uruguay en el siglo XIX, una colección de medallas y una colección de archivos de escritores uruguayos y extranjeros que incluye, a modo de ejemplo, las más de tres mil piezas del Archivo Rodó. Estas colecciones únicas fueron obtenidas por compra, herencia o donación.
El personal está compuesto por bibliotecólogos, archivólogos, informáticos, encuadernadores, restauradores, administrativos, investigadores, funcionarios del escalafón de servicios. En total son unas 120 personas. A ellas hay que sumar una treintena de voluntarios, el servicio de limpieza (empresa contratada), una cooperativa que realiza trabajos de mantenimiento y recuperación del edificio. Diariamente trabajan en la BNU cerca de 150 personas.
La piedra fundamental del edificio fue colocada el 26 de mayo de 1938 y se inauguró formalmente en 1964.
El director de la BNU es nombrado por el Presidente de la República y debe conducir la gestión de la institución. El equipo de dirección, en la experiencia de la actual administración, es una construcción política del director. El equipo está compuesto por el director, la subdirectora, la encargada de Secretaría de Dirección, la coordinadora del Departamento de Investigaciones y Archivos Literarios, la secretaría general y un trabajador voluntario, asesor en logística y mantenimiento. El número de integrantes del equipo de dirección puede aumentar ocasionalmente con asesores (funcionarios y voluntarios) en la medida en que los asuntos a tratar y los proyectos lo requieran.
Se puede decir sin exagerar que el conjunto del personal crea las condiciones para que la BNU pueda elaborar el Catálogo. Sin catálogo o catálogos no existe ninguna biblioteca. Existe un depósito de recursos bibliográficos, pero no una biblioteca. La BNU, cualquier biblioteca, reúne información, organiza la información que reúne y la hace accesible a través de catálogos. La creación del Catálogo es una tarea compleja y permanente. Quienes hacen el Catálogo aplican normas estándares internacionales que permiten que cualquier persona que conozca esas normas pueda leerlo y, tanto o más importante, que otros profesionales puedan continuar desarrollándolo aun sin haber tenido contacto con quienes lo iniciaron.
La BNU tiene como objetivo permanente el control bibliográfico nacional y la investigación de su acervo. Ambas tareas implican investigación, creación y difusión de conocimiento. Quienes realizan el Catálogo crean conocimiento porque, como fue dicho, aplicando normas estándares internacionales hacen que un conjunto de materiales, libros, folletos, revistas, mapas, fotos, etc., tenga una estructura y un orden reconocible y accesible para cualquiera que tenga los mismos conocimientos que sus creadores y, además, hace accesible esos conocimientos a los usuarios. El Catálogo es, en sí mismo, la difusión del conocimiento científico creado a lo largo de decenios. En este momento la BNU está abocada a la revisión y digitalización del Catálogo. A la descripción anterior hay que agregar la labor del Departamento de Investigaciones y Archivos Literarios.
En el Departamento se preservan los archivos de la institución y los investigadores del Departamento tienen como tarea permanente el estudio del Acervo, la producción de conocimiento sobre él y el asesoramiento a usuarios que requieran orientación.
La BNU desarrolla otras actividades: es una biblioteca pública, tiene el Auditorio Vaz Ferreira, coordina las bibliotecas municipales del país, hace extensión cultural en las escuelas rurales y en escuelas de contexto crítico de Montevideo (Programa APRENDER), asesora a toda biblioteca y organismo público que lo solicite. La BNU implementa planes que se sustentan en políticas que elabora el Ministro con sus asesores, entre quienes se incluye el director de la BNU. El fundamento de los objetivos y los planes de la Dirección radica, como queda dicho, en los lineamientos generales que rigen para todo el Ministerio, y en la definición de que la BNU es responsable de la preservación de la herencia bibliográfica y documental de la sociedad y de garantizar el acceso a ella de todos los ciudadanos.
La cultura es el mayor capital que tenemos los uruguayos. La BNU es —debería ser—, desde su papel específico y único, institución emblemática de la cultura uruguaya. No la única; sí una de ellas, en honor a su origen, su historia y su tradición.
La actual administración entiende que la BNU es parte de lo que en el MEC nombramos provisoriamente como “Universo del libro”. Por ese motivo la BNU debe participar en la redacción del borrador de ley que contemple el amplio y crecientemente complejo Universo del libro. Se deberá: regular el estímulo a las publicaciones sobre papel y de libros digitales; reformular y actualizar la Ley de Depósito Legal; regular el funcionamiento de las bibliotecas públicas y comunitarias; buscar la difusión de la producción nacional fuera de fronteras; facilitar la importación y exportación de libros; crear normas para la fiscalización del uso de los números ISBN e ISSN, de los que la BNU es único agente en el país.
La BNU es parte necesaria del debate sobre el Universo del libro en Uruguay. No solamente del libro uruguayo, sino del libro “en Uruguay”. La BNU debe participar, con sobriedad y desde su especificidad, en la elaboración de ideas y proyectos acerca de la cultura, de la creación de conocimiento y de las definiciones que hacen al Universo del libro.
La BNU es parte de la identidad nacional, sobre eso no hay discusión. Es esta biblioteca y no una abstracción. Es también parte de la soberanía nacional. Si el territorio, en su más amplia expresión, si la población y las riquezas naturales del país deben ser protegidas y defendidas porque en ellas radica la soberanía, también la riqueza cultural del país es parte de su soberanía. Es más: toda la producción documental del país es parte de su soberanía.
Al cumplirse 198 años de la inauguración de la primera biblioteca pública del país, la BNU recuerda con orgullo sus orígenes y saluda a usuarios, funcionarios, trabajadores voluntarios y amigos.
Carlos Liscano
Director
Director
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