En la antesala del Día Mundial del Agua, que Naciones Unidas conmemora cada 22 de marzo, el planeta asiste a uno de sus peores dramas: la muerte infantil evitable en su totalidad.
Cada día más de 1.800 niños mueren en el mundo debido a diarreas prevenibles y tratables, consecuencia directa de la falta de agua potable y las deficientes condiciones sanitarias en que les tocó llegar al mundo.
Cientos de millones de personas deben recorrer grandes distancias, hacer largas colas y esperar hasta casi un día entero, para obtener un par de baldes de agua, que en su mayoría ni siquiera tienen condiciones de potabilidad asegurada.
Dos millones y medio de personas, defecan al aire libre, sin que existan las mínimas condiciones sanitarias para evitar enfermedades. La falta de responsabilidad de los gobiernos para proveer de agua y saneamiento a su población recae en forma más dramática sobre las mujeres y las niñas, según el último informe de Human Rights Watch, que apunta al estado de situación de 2014.
La ONU advierte que la crisis será peor aún en 2030
El informe para la jornada preparado por la ONU, refiere en tanto a las perspectivas para 2030, cuando serán necesarios un 40% más de agua potable, además de un 50% más de energía y un 35% más de alimentos. En la actualidad unos 768 millones de personas carecen de acceso a fuentes de agua adecuadas, es decir libre de contaminación. Hay 2.500 millones de personas sin acceso al saneamiento
“El agua y la energía son algunos de los desafíos más preeminentes del mundo. El tema central del Día Mundial del Agua de este año llama la atención del mundo sobre estas cuestiones”, declaró Michel Jarraud, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial y presidente de ONU-Agua, recordando que la situación es de carácter “urgente”.
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