¡Cómo me gustaba cantar! Sabía décimas y vidalitas, lo único que una niña
puede aprender espontáneamente en un pueblo del interior del Uruguay. La
décima es nuestro romance. Yo amaba estas canciones y las repetía hasta
casarme, arrullándome con su ritmo, viviendo en el amor y la epopeya de sus
héroes, sin entenderlos, pero sintiéndolos ya en la adivinación de mis sueños
del porvenir. De todos lados me mandaban buscar para que las repitiese en las
fiestas familiares. Yo acudía con esa audacia inconsciente que da la
manifestación artística precoz. Jovial, mamá solía decirme:
–Sí, sí, mi ranita, anda a cantar. No te olvides de “Palomita blanca” y
“Bayana triste”, que es lo mejor que sabes.
Por cantar, yo desdeñaba hasta el juego con los otros chicos. Era una
felicidad que no comprendía, pero que me embriagaba. A mi padre, jefe en la
guerra y siempre amigo en la paz, del célebre y amado caudillo de los blancos,
Aparicio Saravia, se le ocurrió un día llevarme a su casa para que cantase en
su presencia. Era mi padrino. Pero sobre todo era nuestro dios, después del
grande y único que rige el Universo con todas sus criaturas, así rujan,
blasfemen, recen o canten. Isa me rizó el cabello despiadadamente. Mamá
agregó a mi vestido dominguero, de muselina blanca, un radiante lazo celeste.
Feli dio tiza hasta dejarlas inmaculadas, a mis chillonas bolitas que ya conocían
el contacto del lodo.
. En el agua de mi baño se estrujaron manojos de albahaca,
y bergamota de flores lilas, menudas como cabezas de alfileritos. A las cuatro
de la tarde, yo lucía fragante y resplandeciente, ante la familia extasiada.
¡Familias de los pueblos en las que los niños tienen tanta importancia, y en las
que cualquier pequeño acontecimiento feliz hace vibrar a todos con esa
conmovedora unanimidad del amor o herido de ningún egoísmo! Salí a la calle
que ardía como un horno, mientras papá se detenía en el zaguán con uno de
sus arrendatarios. Tenía que ver a Chico Carlo antes de marchar, y
deslumbrarlo con mi aroma a flores, y mi lazo de seda
Precioso libro, de mis primeras lecturas.
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