ENTREVISTA A RODOLFO NIN NOVOA, MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES
"No nos vamos a ir del Mercosur, no vamos a ser los sepultureros del Mercosur, pero queremos flexibilizar y marcar tiempos diferentes", dijo Nin Novoa en referencia a los principales desafíos en la región. Entrevista por Ana Jerozolimski.
Cuando el Dr. Tabaré Vázquez, pocos días después de resultar electo como presidente de la República, anunció la composición de su gabinete, lo cual incluía el nombramiento del senador Rodolfo Nin Novoa como nuevo canciller, algunas voces expresaron cierta sorpresa. Habiendo llegado primero de la producción rural en Cerro Largo, pasando luego a ser presidente de la Asociación Rural en dicho departamento y habiéndose desempeñado luego como intendente allí mismo entre 1985 y 1994, la política exterior no era lo suyo.
Pero los cinco años en los que fue vicepresidente, en el primer gobierno del presidente Tabaré Vázquez, fueron claves para su formación en la materia, ya que el primer mandatario le encomendó en su momento no pocas responsabilidades que hacían claramente a la diplomacia y la representación del país ante el mundo, incluyendo las importantes relaciones con Estados Unidos.
Y la sensación inmediata que se recaba al comenzar a hablar hoy con el flamante canciller, es que no se pronuncia sobre algo que le es extraño o lejano, sino que lo hace sobre un tema que domina.
En esta primera entrevista que nos concedió desde la asunción de su cargo como ministro de Relaciones Exteriores, abordamos una serie de temas de interés general para Uruguay, incluyendo algunos específicos de especial interés para la colectividad judía uruguaya.
Este es un resumen del diálogo mantenido.
La entrevista fue publicada este jueves en Semanario Hebreo.
¿Cómo lo va tratando la Cancillería en estos primeros días de trabajo?
La primera semana hemos hecho todas las designaciones de directores generales, que todos, salvo dos, son hombres y mujeres de la casa, embajadores. Los dos que no son de carrera, ya venían del equipo anterior, así que contamos con un equipo con experiencia, solvente, y con mucha contracción al trabajo.
¿Y con muchos desafíos en el camino? ¿Le parece que este es un momento un tanto complicado para ser el titular de la política exterior de Uruguay?
Y... el mundo está complicado. El Uruguay tiene posiciones muy firmes respecto a la solución pacífica de las controversias y a la autodeterminación de los pueblos, al mantenimiento de la paz, un respeto al Derecho Internacional y a la salvaguarda de los derechos humanos en todo el mundo. Y esa línea histórica sigue, sin duda.
Y como en el Uruguay no hay un ministerio de comercio, el presidente también nos ha pedido que pongamos mucho énfasis en un rol comercial de la Cancillería, que lo ha tenido también otros años, pero que el presidente Vázquez específicamente nos ha encomendado.
Le preguntaba de un momento complicado porque sabemos de los problemas en la vecina orilla, de los problemas en Venezuela...Usted ya se ha manifestado en tono crítico sobre la inclusión en su momento de Venezuela en el Mercosur aprovechando la ausencia de Paraguay y la política que siguió el gobierno del presidente Mujica en ese tema. O sea que hay desafíos no muy sencillos. ¿Cómo se maniobra ahora con esa situación ya creada?
Obviamente que nosotros no vamos a tomar ninguna resolución en contrario de las que ya se han adoptado. Esto sigue y lo que hay que hacer ahora es mirar de aquí para adelante, para que las decisiones que se tomen se ajusten al Derecho, obviamente.
Pero hay que recordar, como siempre digo, que el Derecho emana de la política. Las leyes no se hacen en la Facultad de Derecho sino en el Parlamento, por tanto tienen un componente político muy importante. Las leyes son la expresión de la orientación política de los partidos que están en el gobierno, teniendo las mayorías necesarias para sancionarlas. Si vemos que esas leyes en la práctica no funcionan, o que no funciona el Derecho que se va generando, lo que hay que hacer es cambiar el Derecho y no pisotearlo. Lo dijo el propio presidente Mujica, y en eso estamos totalmente de acuerdo.
Quiero dejar en claro que lo que yo dije cuando asumí, sobre este punto, no es algo para traer a colación a cada momento, ni fue con ánimo de reproche al ex presidente al que yo respeto muchísimo. Lo que yo quiero es mirar hacia adelante. Así que mejor hablar del presente y del futuro. Lo que hay que hacer es buscar equilibrios y no hacer a los demás lo que no quisiéramos que nos hagan a nosotros.
Respecto al Mercosur, claro está -si pongo en otras palabras lo que usted dijo antes- que Uruguay no va a pedir que se saque a Venezuela del Mercosur...
Por supuesto que no...
Claro... eso es evidente. ¿Pero sí considera que debe haber pronunciamientos muy claros si hay situaciones problemáticas en Venezuela, como la reciente ola fuerte de represión? O sea... ¿espera que el gobierno no se quede callado si sucede algo así?
El gobierno no se ha quedado callado. El anterior tampoco se ha quedado callado. La salvaguarda de los derechos humanos es un tema universal y que no entra en el argumento de la autodeterminación de los pueblos. Los derechos humanos se defienden en todas partes del mundo donde sean violados.
Nosotros fuimos a pedir ayuda cuando nuestros derechos eran violados aquí durante la dictadura y nos recibieron. Y fuimos a pedir que no se siga brindando ayuda militar a quienes se la prestaban a la dictadura. Muchos líderes políticos hablaron en foros internacionales. Y hubo países que expresaron su preocupación por la situación que se vivía en Uruguay. Nosotros ahora tenemos que actuar de la misma forma cuando esas cosas les suceden a otros.
De manera que la preservación, el resguardo de los derechos humanos, de las libertades civiles, son universales, y a todos nos comprometen.
Cuando se publicó recientemente el conocido ranking de la democracia en el mundo, sólo dos países latinoamericanos estaban incluidos en el pequeño grupo de países en los que impera una democracia plena... Uruguay al frente. A veces, cuando mira alrededor y quizás compara ¿siente que Uruguay está un poco solo en su forma de vivir? Hay no pocos problemas alrededor...
Sí, tenemos problemas por supuesto. Hay intereses comerciales, políticos, de mucha índole, entre las naciones, y no todos tenemos la misma idiosincrasia, la misma formación, la misma historia. Pero con muchos países somos muy parecidos en la región.
Nosotros siempre vamos a apostar a la vía del diálogo y de la negociación, defendiendo los intereses del Uruguay, que es para lo que estamos en la Cancillería. La política exterior es el instrumento que tienen los estados no sólo para representar sino también para defender los intereses.
Si hay otros países menos democráticos que nosotros, no somos quién para tipificarlos y "rankearlos". Que lo hagan otros. Nosotros estamos muy conformes con nuestra democracia. Aspiramos a que todos tengan el mismo nivel de democracia que tenemos nosotros, el mismo nivel de libertades que tenemos nosotros, pero no vamos a clasificar a ningún país que no sea como nosotros.
Se plantean las cosas en un lugar y en el momento que hay que plantearlo.
Además nuestra Cancillería se va a desempeñar también en un marco de reserva y discreción que me parece fundamental, porque no me parece necesario ni conveniente andar ventilando las cosas por la prensa, sin antes hablarlas con los interesados.
"NO SEREMOS LOS SEPULTUREROS DEL MERCOSUR, PERO NECESITAMOS MÁS FLEXIBILIDAD"
¿Cuáles son los principales desafíos en la región?
Creo que el principal desafío es la inserción internacional de Uruguay. Nosotros somos latinoamericanistas. Contra la región nada, con la región todo. Y lo que espero, es que eso sea en el marco de un sinceramiento con el Mercosur, sobre nuestros proyectos de integración. El Mercosur no está funcionando como soñamos que iba a funcionar cuando se creó. Tenemos dificultades, sin duda, así que tenemos que tener una confrontación franca para ver si vamos a seguir remando en estas aguas, que al fin y al cabo no son ni calmas ni embravecidas. Esto no es 'ni chicha ni limonada' porque tenemos muchísimos impedimentos para el comercio de la zona.
Además tenemos una mala inserción internacional con el resto de los bloques comerciales que hay en el mundo. Por lo tanto nos parece que un sinceramiento es necesario para ver si podemos, de alguna manera, conseguir alguna flexibilidad. Si el sinceramiento, por las razones que sean, no puede cristalizarse, necesitamos una flexibilidad que nos permita buscar otros horizontes.
Es como dice el ministro de Agricultura: el Uruguay es un país productor de alimentos, por lo tanto el destino es el mundo. Y nosotros tenemos accesos a muchísimos mercados, pero tenemos que mejorar la accesibilidad a ellos porque otros países están logrando mejor movilidad y nos están dejando fuera de carrera.
Nosotros no nos vamos a ir del Mercosur, no vamos a ser los sepultureros del Mercosur ni mucho menos, pero queremos flexibilizar y marcar tiempos diferentes. Si todos no podemos ir a la misma velocidad en materia de acuerdos comerciales, que es lo que está sucediendo hoy en el mundo, hay que cambiar algo. La mitad del comercio mundial es en base a acuerdos de libres tratados, de preferencias arancelarias, y el Mercosur en eso incide en un 1 %, nada más. Así que necesitamos más espacio para poder salir al mundo a defender el interés nacional, que se traduce en este caso en la defensa de la producción y el trabajo nacional.
ARGENTINA, AMIA, IRÁN
Hubo una diferencia muy grande entre la política del primer gobierno del presidente Vázquez respecto a Argentina y la que fue luego la política del presidente Mujica. Ahora, en el segundo gobierno de Vázquez ¿vislumbra más de lo hecho años atrás o habrá algún cambio?
No, no. Yo lo que llevo es un tercer camino. Los otros dos caminos ya se intentaron. Vamos a buscar otro. Habrá cambios en Argentina. Habrá otro gobierno. Vamos a esperar a ver qué pasa de octubre para adelante. Pero ya iniciamos conversaciones con la actual Cancillería argentina y las mismas son auspiciosas.
Usted ya habló de la importancia de la reserva y la discreción en Cancillería. ¿Puede opinar respecto a la crisis que se está viviendo en Argentina a raíz de la muerte del Fiscal Alberto Nisman?
No, sobre eso no voy a opinar. No me voy a pronunciar.
Un tema que en el transcurso de los años despertó mucha polémica, fue la relación entre Uruguay e Irán. ¿Cómo se debe y puede maniobrar entre el derecho y necesidad de todo gobierno de mantener buenas relaciones con distintos países, inclusive cuando puede haber con ellos serios discrepancias -como es el caso de Irán- y lo imperioso de frenar a quien pueda tener acciones que afecten negativamente al territorio nacional? Recordemos que se habló de la "pista uruguaya" respecto a la AMIA y que en los últimos tiempos se ha multiplicado la información sobre una posible presencia de agentes iraníes en nuestro país.
Nosotros lamentamos muchísimo los episodios que ocurrieron en la AMIA obviamente. Detestamos cualquier acción de carácter violento, por la vía armada o por el terrorismo. Lo despreciamos y lo condenamos. Ahí hay que manejarse con los principios generales y la política exterior uruguaya es la referencia para la posición que tiene el gobierno.
Uruguay entiende y reafirma que el diálogo es el único camino para la solución de los conflictos. No se acepta otra vía, la vía armada, sea a través de acciones militares o prácticas terroristas. Por lo tanto todo esto siempre va a ser motivo de condena. Allí donde aparezcan estos episodios, nosotros estaremos para condenar.
Después, habrá que ver cada circunstancia específica y operar sobre el campo, sobre el terreno, viendo todas las variables. Es una pregunta demasiado genérica como para contestarla concretamente.
ISRAEL Y LOS PALESTINOS
¿Cómo ve la conflictiva situación entre Israel y los palestinos?
Israel tiene derecho a un desarrollo en paz, con fronteras seguras. Y en la misma línea, en pie de legítimo derecho, la Autoridad Nacional Palestina tiene también el derecho de desarrollarse en las condiciones en que los estados soberanos tienen derecho a vivir. Para nosotros, la fórmula es dos pueblos, dos Estados.
Sé que las cosas no han ido bien. No nos corresponde a nosotros que distribuyamos culpas o responsabilidades, pero sí que como amigos de la nación judía, del pueblo de Israel, y también de la nación árabe y del pueblo de la Autoridad Nacional Palestina, debemos afirmar que es necesario hacer nuevos esfuerzos. Que sean más intensos, más creativos y más comprometidos, para que juntos -y todos acompañados por la comunidad internacional- logremos la resolución de los conflictos.
Nosotros tenemos una especial consideración al pueblo israelí. Recordemos que más de la mitad de los 40.000 judíos uruguayos, migraron a Israel. Desde la propia comunidad judía uruguaya, dicen que es la proporción más alta de las comunidades judías de Occidente. Hubo múltiples razones para ello. Lo que yo digo es que queremos un desarrollo en paz de esa región, que está conflictiva obviamente. Y vamos a apostar todo nuestro esfuerzo a coadyuvar en este sentido.
Uruguay es un país pequeño, obviamente, pero muy respetado. No tenemos ningún afán protagónico, pero sí tenemos la vocación de ayudar a que el mundo viva en paz y a que los pueblos puedan desarrollarse.
¿Hay algo en lo que usted diría que el tono o la dirección de la política en estos temas serán distintos de los del gobierno anterior?
¿Pero Ana, para qué confrontar?
Ministro, mi intención no es confrontar, en absoluto. Le planteo esta pregunta simplemente porque a raíz de la guerra entre Israel y Hamas en Gaza, hubo ciertos pronunciamientos oficiales que causaron en la colectividad judía uruguaya heridas muy fuertes. Hubo momentos muy difíciles en las relaciones bilaterales entre Uruguay e Israel, que incidieron también en el sentir de la colectividad judía, como ciudadanos uruguayos, que vieron en las calles grafittis antisemitas. "Judíos afuera" fue sólo un ejemplo. Es sólo por eso que le planteo esta pregunta, no por buscar que usted critique al gobierno anterior.
Nosotros estamos en contra del antisemitismo y de todo tipo de discriminación. De eso no tenga ninguna duda. Además creo que hemos tomado algunas acciones que son señales en el entendido que pretendemos que sean leídas con positivismo. La designación del número 3 de la Cancillería, que es el ex embajador de Uruguay en Israel, Bernardo Greiver, de origen judío, también es una señal inequívoca, sin lugar a dudas.
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