El presidente de la República, José Mujica, expresó que el puerto de aguas profundas en Rocha deberá ser “brasileño, paraguayo, argentino y uruguayo, es decir, un puerto de integración, de grandes volúmenes” lo que es un paso necesario para seguir creciendo, y ello supone “integración política entre todos los países”.
Mujica ofreció una entrevista al periódico del Grupo Estado de San Pablo, de Brasil: Estadao.com.br. El mandatario se refirió a la integración regional y a la construcción del puerto de aguas profundas en las costas de Rocha a la altura de El Palenque.
Aseguró que no hay forma más barata de transportar mercadería, que por la vía fluvial y marítima.
Aclaró que la futura terminal marítima “no eliminará el transporte carretero, sino que lo aliviará”, ello permitirá preservar el estado de los caminos y no sustituirá a los puertos existentes, sino que los complementará”.
Resaltó que la intención del gobierno es construir un puerto de ultramar que sea “brasileño, paraguayo, argentino y uruguayo, es decir, de integración, de grandes volúmenes, que de ninguna manera eliminará la navegación menor”.
Por ello, el jefe de Estado dijo que se trata de un paso “necesario para seguir creciendo”, pero aclaró que ello también supone “integración política con todos los países”.
Remarcó la importancia de Brasil en el conjunto de las relaciones.
“Brasil tiene los medios para transformarse en una potencia importante. El único inconveniente es que llega tarde. El mundo ya está reunido alrededor de gigantescas unidades. Podemos criticar a la Unión Europea, pero es un bloque que tiene más de 60 años y demostró que tiene una salud tremenda, porque la salud se ve cuando uno está con los pies sobre la tierra, no cuando se está en auge”, comparó.
Resaltó que para negociar con China, Estados Unidos, y Europa, primero se necesita una expresión de carácter continental que “Brasil debe liderar de buena fe, pero no con un sentido imperialista, impositivo, sino como aliados naturales”.
Remarcó la importancia de que la región tenga “soberanía sobre sus recursos”, y también “no permitir que se la manipule. Precisamos de políticas comunes”.
“Si frente a una empresa transnacional continuamos como hoy, disputando inversiones y pidiendo o imponiendo condiciones asimétricas y disputando entre nosotros, lo único que conseguiremos es bajar la participación de los intereses de nuestro pueblo en un momento en que la política debe ser completamente diferente”, sentenció.
La burguesía paulista
Pero el mandatario también aclaro que la integración no solo es una cuestión de gobiernos, sino que “la burguesía industrial de San Pablo tiene una enorme responsabilidad”.
En ese sentido, explicó que si la burguesía paulista “comete el error de pensar que estamos en el siglo XIX o XX e insiste en una política que busca colonizar a los vecinos, tal vez haga mucho dinero, pero perjudicará a Brasil en un futuro”.
“Si por el contrario, la burguesía paulista asume la responsabilidad de una política de alianzas y se transforma en el eje de un conjunto de empresas latinoamericanas que tratan de integrar la fuerza productiva por ramas de intereses, entonces es otra historia”, sentenció.
El mandatario fue interrogado acerca de cuál será el mecanismo para integrar a los países bolivarianos dentro del bloque regional. En ese marco, Mujica respondió que “ellos tienen definiciones aparentemente más radicales que nosotros”.
“En América Latina tenemos problemas fundamentales que resolver: la comida, la vivienda, la cultura y el conocimiento básico de nuestro pueblo, todo lo cual debe ser prioridad”,dijo.
Añadió: “Algunos países pueden tener el sueño de una sociedad sin clases, igualitaria, yo soy una de esas personas, pero eso no se concreta por decreto o imposición”.
“Estamos todavía en una etapa llamada de liberación: liberación del hambre, de la falta de trabajo, de la ignorancia. Esa es la misión de nuestra época. Significa que si no tengo capacidad de administrar una empresa con eficiencia, no puedo hacer eso, que lo haga quien pueda administrarla con eficiencia”, dijo.
Indicó que esa lucha “no es revolucionaria para quien come todos los días, pero para quien no come fue la mayor revolución que pudo existir”.
“El socialismo no es apenas una cuestión de relaciones de propiedad, es también una cuestión de responsabilidad, de capacidad de administración de mucha gente. Es un cambio cultural brutal que no se hace solo con voluntad, siguiendo un legado histórico”, puntualizó.
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