Los primeros años de Petrona Viera
Petrona, que nació en Montevideo el 24 de marzo de 1895, fue la primera de once
hijos de la familia Viera. Su padre, Feliciano Viera, era un prominente político, que
llegó a ocupar la presidencia de Uruguay entre 1915 y 1919. Cuando Petrona tenía
dos años de edad, una meningitis la dejó completamente sorda.
Cuando Petrona era niña no había escuelas para sordos en Uruguay (la primera se
fundará años después, cuando Petrona es ya una señorita). Sólo los niños sordos
cuyos padres podían pagar un instructor privado tenían posibilidad de recibir cierta
educación. Este era el caso de Petrona. Vivía en Montevideo, por aquellos años, una maestra francesa llamada Madeleine Larnaudie, que se especializaba en la
educación de niños sordos. Los Viera la contrataron como maestra particular de
Petrona, y Madame Larnaudie iba a la casa varias veces por semana a trabajar con la niña
maestra lentamente le enseña a entender lo que se le dice, a reaprender los nombres de los objetos familiares, le enseña a pronunciar las palabras. Tarea larga cuyos resultados aparecen muy lentamente, mas la incomunicación disminuye. Petrona aprende a entender, a hablar lo suficiente como para hacerse comprender por hermanos y padres (Pereda 1987:2)Petrona Viera (1895‐1960).
En ese pasaje, Pereda añade que Petrona aprendió también a leer y escribir. Sin embargo, páginas después transcribe varios fragmentos de entrevistas que le hizo a
sobrinos de Petrona, para reconstruir la historia de la pintora, y estos afirmaban
que su tía apenas si llegaba a escribir frases de saludo, los nombres de sus cuadros,
fechas y lugares. De ella no se conserva tampoco ningún escrito. Tenía afición por
los libros de arte, los únicos que tenía consigo.
La versión que da Pereda acerca de la infancia de Petrona Viera no coincide con la
que ofrece otra autora que también ha escrito sobre la pintora, Blanca Villamil. En
un artículo que ya hemos reseñado antes en esta página, en la sección “SABIAS
QUE...?”, Villamil afirma que Petrona pudo hacer varios viajes al exterior de
Uruguay, a Argentina y a Francia, para buscar las oportunidades educativas que no
le ofrecía su país. No contamos con versiones de un tercer autor, para poder comparar estas dos y resolver la diferencia. Por lo que cuenta Pereda, sin embargo,
Petrona no tuvo nunca contacto con otras personas sordas, y se comunicaba con su
familia y sus pocos amigos a través del habla y de algunas señas, probablemente de
su propia invención. Era muy difícil entender lo que decía, si no se estaba ya
acostumbrado a su voz.
La carrera artística de Petrona
La casa de los Viera era un centro importante de reuniones artísticas en Montevideo, al menos antes de la muerte del padre, en 1927. Uruguay vivía un
interesante proceso de cambios sociales, en el que también se buscaba una voz propia en el campo de las artes. La pintura debió atraer a la joven sorda, que
cuando tenía poco más de veinte años comenzó a recibir clases privadas de pintura
en su casa, con un maestro catalán. Su formación entonces es la clásica. En esos
años hay muy pocas obras notorias de Petrona
Su producción comienza en forma plena luego de 1922, cuando el maestro catalán
abandona el país y Petrona debe cambiar de instructor. Entonces tendrá consigo a
Guillermo Laborde (1886‐1940), quien es ya para ese momento un conocido artista plástico uruguayo, representante de los “planistas”. Estos pintores se aplicaron a
destruir la tridimensionalidad, recurriendo a imágenes bidimensionales situadas en planos superpuestos (Enciclopedia del Uruguay). Estas características definen la
obra que se reproduce a continuación, un óleo de aquellos primeros años:
de sus hermanas con el tejido. Sólo mucho después, ya madura, comenzarán a
predominar en su trabajo los paisajes, en los que los planistas fueron muy prolíficos.
En 1923 hace Petrona su primera exposición pública, en Montevideo, que es muy bien recibida por la crítica. A partir de ese año participará regularmente en otras exposiciones en su país. También expondrá en Buenos Aires (en 1931), y en París
(en 1938). Los críticos de arte tienen su obra permanente en cuenta. Se escriben sobre ella, con frecuencia, artículos de prensa. También se hacen sobre ella
programas de radio y se dictan algunas conferencias.
Laborde será, por muchos años, uno de los únicos amigos de Petrona. Le lleva
libros, la visita semanalmente. Cuando el pintor muere, en 1940, Petrona sufre una
aguda crisis, que la lleva a cambiar la dirección de su trabajo. Aprende entonces la
técnica del grabado, con un nuevo maestro privado (Guillermo Rodríguez) y se dedica a trabajar con ella. Sigue pintando, pero sus temas cambian. Abundan entonces escenas de la naturaleza (flores, animales, etc.)
Sus últimos años
A finales de 1950 Petrona se encierra en su casa. Sigue pintando e imprimiendo sus
grabados, pero con cada vez menos frecuencia. Sus trabajos de entonces, flores y pájaros, son hechos en formatos pequeños, y con técnica cada vez más libre, tendiendo a la abstracción.
En 1959 muere de cáncer una de sus hermanas, Luisa, quien durante toda su vida había sido la compañera de Petrona en sus salidas al exterior de la casa, su
intérprete y amiga. Poco después se enferma Petrona, también de cáncer. Pero no dice nada
Sólo cuando está ya muy avanzada la enfermedad y no puede seguir ocultando su dolencia se ve obligada a ir al médico, y es operada de urgencia. Apenas puede recuperarse, regresa a la casa, donde ordena sus cosas, destruye parte de su obra y clasifica el resto. DDías antes de ser operada dibujó un autorretrato, tristísimo (que está en el Museo de Uruguay). Al regresar del hospital
hace otro en todo igual, pero con alegre semblante. Vivió todavía seis meses luego
de su operación. El 4 de octubre de 1960, en Uruguay, murió Petrona Viera. Tenía
65 años de edad.
Alejandro Oviedo
Berlín, 28 de agosto de 2007
Tomado de: http://www.cultura-sorda.eu/
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