El 31 de diciembre de 1878, en Salto de Agua, Uruguay nace Horacio Silvestre Quiroga Forteza, hijo de Prudencio Quiroga (vicecónsul argentino) y de Pastora Forteza. La vida de Quiroga siempre estuvo colmada de punto finales que significan muerte.
Cuando Horacio Quiroga estaba por cumplir un año de edad, su padre don Prudencio Quiroga sufre un accidente mortal al bajarse de una lancha. Portaba una escopeta que se disparó al trabarse en una parte de su embarcación. “…A la vuelta de una excursión Prudencio Quiroga muere al engancharse la escopeta cuando descendía de la lancha.”1
La ausencia del padre obligó al niño Quiroga a crear un nexo poderoso con la figura materna, con ella y bajo su dirección se desarrollara hasta los trece años, pues en 1891 tendrá un nuevo protector en el hogar, la madre de Quiroga se casa con Ausencio Barcos.
La familia se traslada a Montevideo, y ahí Quiroga cursa sus estudios de secundaria, se aficiona por la lectura, principalmente por los cuentos de Edgar Allan Poe, quién sería según confesión del mismo Quiroga su favorito. 2
Quiroga estuvo inscrito en el colegio Nacional de Montevideo. Por estos tiempos Quiroga pasaba días enteros en el taller de maquinaria y en la carpintería de Macia, ahí, el hijo de éste le da las primeras conversaciones intelectuales. Quiroga se declara como “franco y vehemente soldado del materialismo filosófico” 3
Como consecuencia a las inquietudes literarias, Quiroga forma su primer grupo literario que llamarían Los tres mosqueteros; Alberto J. Brignole, Julio J. Jauroche y José Haida. De este grupo Quiroga es D’ Artañan. Tuvo también una gran afición por la fotografía, la química y por el ciclismo, en esta última actividad formó un grupo de ciclistas en el que fue secretario y factótum.
Quiroga admira a Leopoldo Lugones, a quien conocería a raíz de una publicación llamada Oda a la desnudez, publicación que causaría una gran sensación no sólo en Quiroga, sino en todo el grupo de Los tres mosqueteros. Quiroga conoció a Lugones personalmente en 1898, a partir de esa fecha mantendrán una estrecha relación de amistad e intelectual. Para estas fechas Quiroga ya se ha desprendido lo suficiente del nexo familiar, sin librarse naturalmente de la gran impresión que le causaría el suicidio de su padrastro. Don Ausencio Barcos después de sufrir un derrame cerebral quedó semi paralitico, la derrota moral y física lo llevaron a tomar esa amarga decisión. Esta muerte colaborara en la vida de Quiroga para allanar su sentimiento y lo compromete a los dramas imprevistos y mortales que tanto significarían en su vida y en su obra literaria.
Quiroga se estrena en el periodismo literario con el seudónimo de Guillermo Eynarrdt. (Este seudónimo utilizado por Quiroga es tomado del personaje de una película llamada El mal del siglo. Posteriormente en un concurso de poesía utilizará otro seudónimo Aquilino Delagoa, tomado de un escritor portugués. Quiroga utilizó otros seudónimos más pero no aparecen en las bibliografías citadas). Colabora con el diario salteño Gil Blas, en este periódico aparece su primera publicación documentable, un poema hecho en prosa, titulada: Nocturno, además hizo en este espacio su profesión de fe modernista en un artículo que intitularía Aspectos del modernismo, este trabajo le valió una crítica a los modernistas y al modernismo en sí.
Las inquietudes literarias de nuestro personaje lo impulsaron a concentrar conocimientos en el foro de publicaciones de tal manera que en 1899, funda su primera revista llamada Revista del Salto, que subtitula el Semanario de Literatura y Ciencias Sociales. En esta publicación aparece un tema más de Quiroga, en donde se nota una clara influencia de Edgar Allan Poe. El título de la publicación es Para Noche de Insomnio. En el año de 1900, Quiroga realiza un viaje a Europa, ahí se entera más a fondo de las corrientes literarias de moda en aquellos lugares, principalmente de la evolución del simbolismo. De este viaje realizado a Europa, Quiroga escribe un diario en donde se relata algunos pormenores sin interés, pero el diario guarda una anécdota muy importante para él, una entrevista que sostuvo en París con Rubén Darío.
De regreso a América y ya instalado en Montevideo, funda con otros amigos el Consistorio del Gay del saber, círculo literario que sería un centro de innovaciones de la poesía y la narrativa, aire innovador reflejado en su primer libro publicado en 1901, llamado Los arrecifes de coral.
Las desgracias siguen rondando los actos de Quiroga, cierto día de 1902, estando de visita en casa de su amigo Federico Fernando, quien se preparaba mental y físicamente para sostener un duelo de honor, Quiroga le mostraba el manejo de un arma de fuego, cuando esta se le disparó accidentalmente, y el proyectil segó la vida de su amigo. Los incidentes judiciales, de los que logra salir bien, agrega aún más cargas a su apesadumbrada conciencia, y con esto incidente, termina el círculo literario que mantenía con sus amigos por aquellos tiempos.
A raíz de la muerte de su amigo Federico Ferrando, viaja a buenos Aires, y con la ayuda de su cuñado entra a trabajar como catedrático en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Aparece en el Gladiador (periódico), el cuento Rea Silva, este cuento le da buenas ganancias. Después de su contribución como pedagogo y catedrático en algunas instituciones de Buenos Aires. Realiza un viaje junto con Lugones a Misiones, en el que participa como fotógrafo. Publica El crimen del otro (1904). Se interesa por los negocios algodoneros, y se va al Chaco, pero fracasa, quizás la sociedad no lo quiere triunfador, hasta el amor le pone trabas. En las fiestas de carnaval de Salto, conoce a María Esther, su primer gran amor desdichado, historia que sería fuente de inspiración en su obra literaria. Por este tiempo de desencuentros amorosos y de negociante escribe la novela Los perseguidos (1905).
La vida sentimental de Quiroga se alterna con difíciles enamoramientos. A los 31 años se desposa con Ana María Cires, una alumna suya, se va a radicar a San Ignacio Misiones, se acerca el sitio de su destierro, futuro en la vida. De la unión de ese matrimonio nacen dos hijos; Darío y Eglé, escribe por esas fechas Historia de un amor turbio (1908). En 1911 nace su hija Egle y en 1912 su hijo Darío, en 1915 su esposa se suicida.
De sus cuatros grandes amores dos terminaron en matrimonio, pero fueron igual de desgraciados. Los otros fueron experiencia de fatalismo, María Esther fue su pasión y su amor imposible, los padres de la muchacha la alejaron de lo que a su vista no era conveniente y termino siendo drogadicta. Mucho de los sentimientos que el cuentista rumiaba aparecen reflejados en los cuentos: una estación de amor y las desdichadas, éste último es una pieza teatral, única que se le conoce a Quiroga.
A los 47 años de edad Quiroga se enamoró perdidamente de una adolescente de 17 años de edad llamada María, sin embargo, por más lucha que hizo no tuvo un nexo permanente con ella. A los 49 años se casó con María Elena Bravo que tenía 20 años de edad y era amiga de su hija Eglé. Con ella tuvo una hija, (María Elena) era el año de 1928. Ya había publicado sus obras: Cuentos de la selva (1918), El Salvaje (1919), Las Sacrificadas (1920), Anaconda (1921), El desierto (1924), Los desterrados (1926), al año siguiente del nacimiento de su hija María Elena publicó Pasado amor.
En 1932 vuelve a San Ignacio Misiones para radicar ahí a causa de su trabajo. María Elena Bravo no tolera ya esa familia, ese ambiente salvaje y abandona a su marido, sobre este fracaso Quiroga escribe una carta a Ezequiel Martínez Estrada.
“Paréceme que hace mil años, cuando una mañana, casi de madrugada, mi mujer y mi hija se fueron como los pájaros a un país más templado… se me ha comprendido poco…. No solamente no me comprende a mí, si no a ninguno de la casta”
Luego cita a Dostoievski en su cuento Les possedes y dice:
“Una mujer se niega a unirse a un hombre como tú, como yo, vivir a tu lado Aterroriza en la contemplación de una monstruosa araña”.
Esa pesadumbre explicada confidencialmente al amigo, en donde se siente como araña, como un animalejo repugnante.
Horacio se queda en la soledad, en el contacto furiosamente buscado con la naturaleza, alejado altaneramente de la vida citadina. Al poco tiempo, muy enfermo, se interna en un hospital de Clínicas en Buenos Aires y el 29 de febrero de 1937 a los 57 años, se envenena con cianuro al saber que padece de cáncer, dos años antes escribió su última obra titulada Más Allá.
Su hija Eglé se suicida poco tiempo después poniendo fin a una serie de desgracias, de sufrimientos y de predestinación que emanaron de Horacio Quiroga.
¿De donde surgen la temática y el estilo que hacen interesante la obra literaria de Quiroga?, puede pasarse desapercibida una existencia agitada, constantemente en pugna? Y, ¿Por otro lado, estando tan cerca un movimiento literario casi auténticamente latinoamericano como es el Modernismo, y teniendo como preceptor a un escritor como Lugones escribirá Quiroga en otro estilo, con otros matices que no fueran los que lo guiaron en sus círculos literarios?
Todas estas reflexiones son dignas de tomarse en cuenta en el análisis de la obra y especialmente de sus cuentos.
TEMÁTICA Y ESTILO
En la obra de Quiroga se advierte como ya dije anteriormente la influencia de otros autores literarios, sin embargo, se le atribuye elementos fundamentales en sus obras como consecuencia de su estilo, según Noé Jitrik la motivación de Quiroga corresponde a cuatro elementos fundamentales y éstos son:
La experiencia, rasgo fundamentalísimo de la literatura contemporánea y motivación de su estilo (este elemento atenúa a todos los demás); la presencia de la actividad artística y humana como forma expresa de una situación del hombre contemporáneo; la sociedad como descubrimiento y aceptación de sus propios límites y la presencia de la muerte como en la distancia habitual más importante que la más dificultosa adecuación de la literatura.
Tomando en cuenta estos elementos, se puede decir que la obra de Quiroga se produce paralelamente a los acontecimientos de su vida en un lapso que va del joven bohemio y dandy hasta el hombre maduro, curtido y esforzado, por esa secuencia diríamos que de su experiencia amorosa sale el tema para su novia Historia de amor turbio escrita en 1908.
Después de los acontecimientos que siguen al homicidio imprudencial que cometió a su amigo Federico Ferrando, las emociones motivan la escritura del Crimen del otro y Los Perseguidos las siguientes desgracias por pérdidas familiares y fracasos económicos, el ambiente propio de ilusiones colman motivos a la imaginación y aparecen los Cuentos de amor locura y muerte. El ambiente selvático, el conocimiento del estilo hindú-inglés Rudyard Kipling y el propósito de señalar un hallazgo suyo y que titulara: El ambiente y los tipos serán temas para las consecuentes publicaciones El Salvaje, Los Desterrados, Las Sacrificadas, Anaconda, y por supuesto Cuentos de la Selva.
La soledad, el abandono de sus seres queridos más cercanos, ya por cansancio, hastío, incomprensión, rechazo o lo que haya sido, se refleja en nuestros nuevos tópicos para desarrollar literariamente: El Desierto Los Desterrados, Pasado Amor y por epílogo una percepción del gris obscuro incierto lleva a Quiroga a escribir su último cuento Más allá.
Como profesor de literatura y amante de la ciencia festiva (explico, no de la ciencia como ejercicio científico, sino prueba de experimentación y creatividad), también quiso compartir sus secretos de escritor cuentista, como lo hicieron Maupassant con sus admiradores a través de sus reglas literarias, Flaubert con Maupassant, Rainer María Rilke con sus consejos a un joven poeta. Así Quiroga nos dejo el Decálogo del perfecto cuentista.
I.- Cree en un maestro – Poe, Maupassant, Kipling, Chejov como el dios mismo.
II.- Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en dominarla. Cuando puedas hacerlo lo conseguirás sin saberlo tu mismo.
III.- Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.
IV.- Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, si no en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.
V.- No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra a dónde vas, en un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen la misma importancia que las tres últimas.
VI.- Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: “Desde el rio soplaba un viento frio “, no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarlas. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes por observar si son entre sí consonantes o asonantes.
VII.- No adjetivos sin necesidad, inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil, si hayas el que es preciso, el sólo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.
VIII.- Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste, no te distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta aunque no lo sea.
IX.- No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cuál fue, has llegado en arte a la mitad del camino.
X.- No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente que tus personajes de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida en el cuento.
Quiroga es un escritor motivado para escribir, busca los centros que le ayudan a depurar sus escritos y publicarlos para convertirse en un escritor profesional, conoce las normas de publicación, tales como los límites de la página, los relatos cortos pero suficientes, intensos: se refiere a el mismo como un escritor dotado de cualidades natas para escribir, pues su notoria actividad mental es el arte literario sin embargo no vive materialmente de esa profesión, pues en su tiempo habría muerto a los siete días de iniciado en su vocación con las entrañas roídas, aunque estamos ante una crítica al oficio de escritor, sin embargo, es una confesión de vocación literaria.
La temática literaria surge de la observación tipológica del hombre mismo, proyectada sobre los animales que protagonizan algunos cuentos; la estabilidad y la tranquilidad que dan felicidad al hombre se conmueve con el sentimiento de culpa, las órdenes tiranas de la naturaleza, las pulsiones de los seres vivos, la agresión del ambiente y la muerte, todos estos son los temas que caen como rayo a la muerte del escritor. Quiroga transforma el tema en narración extraordinaria, pero de una manera tan natural que hace sentir que es una narración sencilla, ordinaria.
El nudo de la narración se va apareciendo con fuerzas, sin indicios en el principio ni exageraciones en el corpus del cuento; transmite su asunto con simulada calma, pero le causa al lector un terror vago, condensado en una explicación científica, objetiva del fenómeno que cuenta. La tuberculosis, por ejemplo, es una terrorífica amenaza que puede dejar idiota a toda la prole, científicamente está comprobada la secuela oligofrénica del mal, pero con la ley de las probabilidades no se justifica que se obstinadamente repetitiva en cada uno de los hijos de la familia Mazzini, personajes centrales del cuento La gallina degollada, por eso el terror se apodera del lector, quien asume el papel de protagonista debido a la apariencia simuladamente realista del relato. Después de ese impacto el desenlace es inexplicable, pues es una cierta mezcla de coincidencia y credulidad, que los cuatro idiotas, hijos de la familia Mazzini, reaccionaran sincrónicamente en la muerte de su hermana. El relato (y los relatos) de Quiroga deja la impresión de un miedo fluyente, de una intriga sin sujeto y sin fondo porque lo asume a uno en lo desconocido.
Utiliza los conceptos aristotélicos de la belleza en la construcción de la tragedia como género superior de las bellas letras, el terror y la piedad”… pobres Mazzini! ¡Cuántas desgracias juntas! ¡ Cuidemos nosotros de esa desventura, puede sucedernos!...” Volviendo al autor también aparece el sentimiento ¡Pobre Quiroga, cuanta muerte a su alrededor!
Quiroga fue adquiriendo destreza en su oficio de escritor, practicó el periodismo, promovió revistas literarias, enseño literatura, se dedicó a la redacción de novelas y cuentos. Leyó ávidamente a los maestros del cuento, se obsesionó con la producción de sus predilectos, no se hizo de la nada, se preparó haciendo y siguiendo las normas aprendidas.
El mayor aliciente que encuentra Quiroga para escribir, está en sus desgracias. Los elementos patológicos presentes en la obra de Quiroga se hacen notorios como atmosfera densa y peculiaridades Los perseguidos y la novela Historia de un amor turbio, la patología secreta de la condición humana se muestra significativamente en la obra Cuentos de amor de locura y muerte.
Cuando Quiroga se dedica a labores de colonización en la selva de Misiones, el ambiente salvaje se une a la concepción del mundo que él tenía, y al subir a abarrotado por dolorosas experiencias, toda esta masa resultante se advierte en los cuentos siguientes: El Salvaje, que está incluido en Cuentos de la Selva; y en los cuentos más significativos de Anaconda de los que se encuentran: El Simún, El Yaciyatare, En la noche, Dieta de Amor, La Lengua, La mancha Heptálica, El vampiro, El divino y Mis Dorethy Phillips, mi esposa y otros más de su producción literaria que es basta y significativa en el plano estético y lenitivo en el plano psíquico.
La mayoría de los cuentos de Quiroga tienen una relación con los temas psicológicos y de fascinación mortal, tal es el caso del último de cuentos titulado Mas allá, mencionado anteriormente, que presente estas características. Aunque éste haya sido la última publicación de Quiroga y según los críticos fue la etapa de su decadencia literaria.
He mencionado anteriormente que Quiroga es un artista universal, ya por la simbología en sus escritos y por la aceptación de influencias. Estas influencias a que me refiero fueron producto de sus lecturas, de su relación con la literatura de la época o de su gran admiración a escritores contemporáneos, que de alguna manera presentaron características muy parecidas a su vida personal. No hay que olvidar también que el ambiente y las vivencias propias fueron de gran importancia para su producción literaria.
Por: William Ordóñez Ruiz
http://chacochis.blogspot.com/
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