Dice que "siempre había sabido que quería ser escritor desde que tenía 5 o 6 años" — se educó en el colegio de los jesuitas de San Ignacio de Sarriá, después se matriculó en Ciencias de la Información y ya en el primer año le surgió una oferta para trabajar en el mundo de la publicidad. Llegó a ser director creativo de una importante agencia de Barcelona hasta que en 1992 decidió abandonar la publicidad para consagrarse a la literatura.
Dice no saber a qué se debe su vocación tan temprana; pero recuerda que, aunque en su familia no hay ninguna tradición literaria (su madre era ama de casa), para su padre, un exitoso agente de seguros, "el mundo de la lectura y de los libros era muy importante".
Comenzó con literatura juvenil: su primera novela, El príncipe de la niebla, la publicó en 1993 y fue un éxito: obtuvo el premio Edebé. Carlos Ruiz Zafón, que desde pequeño había sentido fascinación por el cine y Los Ángeles, usó el dinero del galardón para cumplir su sueño y partió a Estados Unidos, donde se radicó; pasó allí los primeros años escribiendo guiones al tiempo que continuaba sacando nuevas novelas. Las tres siguientes también estuvieron dedicadas a lectores jóvenes: El palacio de la medianoche (1994), Las luces de septiembre (1995) (estas, con su primera novela, forman la La trilogía de la niebla que posteriormente serían publicadas en un sólo volumen) y Marina.
La consagración como escritor superventas vino en enero de 2002, con la publicación de su primera novela 'para adultos', La sombra del viento, que Ruiz Zafón presentó al premio Fernando Lara 2000. Aunque éste lo ganó Ángeles Caso con Un largo silencio, Ruiz Zafón quedó finalista y Editorial Planeta decidió publicarla a insistencia de Terenci Moix, que fue uno de los miembros del jurado de aquel concurso literario. Traducida a numerosos idiomas, la novela, cuya introducción en España fue en un principio difícil y lenta, se ha convertido en una de las españolas más vendidas en el mundo, con más de 10 millones de ejemplares.3 A pesar de las numerosas ofertas que ha recibido, el escritor se ha negado a autorizar que la novela sea llevada a la pantalla. Dice no necesitar el dinero que eso le daría, que considera que sería casi como una "traición" hacer de ella una película y que, por lo demás, cree "que es imposible hacer una mejor película que la que uno va a ver cuando empiece a leer la novela"; por eso, "sería redundante, irrelevante y totalmente innecesario".
La segunda novela 'para adultos' El juego del ángel, salió en 2008 y, teniendo en cuenta el éxito de La sombra del viento, la tirada inicial fue de un millón de ejemplares acompañada de una campaña mediática sin precedentes (en la presentación hubo "370 invitados, 150 periodistas, 15 cámaras de televisión, una cuarentena de azafatas..."4 ). Planeta no se equivocó y el libro se convirtió de inmediato en un best seller (baste decir que en solo una semana se vendieron en Cataluña 250.000 ejemplares y que el día de San Jorge, fiesta del libro en Barcelona, la ciudad vivó un récord "con las colas más largas de lectores ávidos de una firma": "casi 1.400 personas desfilaron durante las seis horas que Ruiz Zafón firmó ejemplares" ).
Ambas novelas forman parte de la tetralogía que Ruiz Zafón dedica a su ciudad natal. El tercer libro, "más optimista y menos derrotista que el anterior" según afirman los editores,3 se titula El prisionero del cielo (2011).
En 2012 se publica Rosa de fuego. Situado en la época de la Inquisición española en el siglo XV, el relato apunta el origen del legendario Cementerio de los Libros Olvidados, lo que redondea el universo creado por este autor de éxito internacional.
Sobre su laboratorio creativo, Ruiz Zafón ha dicho: "Mi método de trabajo está dividido por capas. Escribo como se hace una película, en tres fases. La primera es la preproducción, en la que creas un mapa de lo que harás; pero cuando te pones a hacerlo ya te das cuenta de que vas a cambiarlo todo. Luego viene el rodaje: recoger los elementos con los que se hará la película; pero todo es más complejo y hay más niveles de los que habías previsto. Entonces, a medida que escribes, ves capas y capas de profundidad, y empiezas a cambiar cosas. En esa fase es cuando empiezo a preguntarme: '¿Y si cambiase los cables, o el lenguaje, o el estilo?'. Ahí creo la tramoya, que para el lector ha de ser invisible: el lector ha de leer como agua, le ha de parecer todo fácil... Pero para que sea así hay que trabajar mucho".
Carlos Ruiz Zafón colecciona dragones, dice que le interesan los lenguajes narrativos, la música, la arquitectura, el cine, el cómic y la historia. Toca el piano, sintetizadores, ordenadores y 'todo lo que se pueda teclear y haga ruido'. "Son mis juguetes favoritos", afirma.
El pasado mes de diciembre de 2013 se cumplió un año desde que la dirección de la Orquesta Sinfònica del Vallès se puso en contacto con Carlos Ruiz Zafón para formularle la propuesta de crear una suite sinfónica titulada La sombra del viento, que recogiera algunas de las piezas musicales que el escritor ha compuesto a lo largo de los años en torno a los escenarios, personajes y atmósferas de su obra literaria.
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