sábado, 29 de noviembre de 2014

La escuela que resurgió de las cenizas

Dos educadoras que en junio lloraron por el incendio ayer dijeron que lo vivido las “engrandeció”






Fue un día muy triste. A mi me avisaron del incendio y me vine para acá y vi oscuridad”, recordó la maestra de educación inicial María Inés Fleitas sobre el pasado 22 de junio, cuando las llamas devoraron cinco aulas del edificio que alberga a las escuelas 196 y 173 de Flor de Maroñas. 

“En mi caso llegué al otro día vi todo el destrozo y sentí un vacío enorme. Tenía mucha bronca que al día de hoy logré sacar. Gracias a todo lo que fuimos construyendo con los niños y maestros, con su aporte fundamental, hoy tenemos esta estructura que quedó espectacular”, agregó la profesora de educación física Analía de la Fuente.

Aquel domingo al ver el estado en el que había quedado la escuela ambas se abrazaron y lloraron (ver foto superior). Ayer, cinco meses después, sonrieron y celebraron la reinauguración de las obras de esos cinco salones y destacaron la colaboración de la comunidad para lograrlo.

“Pensamos que iba a ser mucho más difícil y que iba a demorar mucho tiempo. Hoy somos mejores amigas, tenemos mejores compañeros, mejor escuela, mejores alumnos, mejor barrio. Nos engrandeció a todos”, aseguró Fleitas.

El director del Consejo de Educación Primaria, Héctor Florit, agregó que “la enorme angustia de esa madrugada de domingo, con salones humeantes y bancos calcinados, se ha podido revertir”. “Y se revirtió, no porque le enviamos una partida en forma oculta, sino que se arregló porque vecinos, empresas, sindicatos, maestros, artistas, el presidente de la República y los ministros, el Codicen, la Corporación Nacional para el Desarrollo y el Comité de Emergencia, se pusieron como objetivo reconstruir la escuela”.

Mientras duraron las obras los alumnos tuvieron clase en aulas prefabricadas. En estos meses visitaron el local legisladores de todos los sectores políticos, lo que a juicio de Florit demuestra que “la escuela pública está por arriba de sectores políticos, de credos religiosos, y es condición de integración democrática”.

Tres días después del incendio el Consejo de Ministros se reunió especialmente para tratar el tema y resolvió habilitar un camino rápido para agilizar la reparación del local escolar. El hecho sulfuró al presidente José Mujica quien dijo que “no se podía dejar pasar”. 

Sin embargo, el Consejo de Primaria en lugar de recibir un crédito especial decidió reconstruir la escuela recurriendo al aporte de privados y a la colaboración y trabajo de padres y alumnos del centro educativo.

En opinión de Florit fue un grito para decir: “Basta, no se metan con la escuela pública, respetemos a mestros y niños”.

Al día siguiente del incendio la Justicia procesó a dos jóvenes hermanos de 18 y 20 años que habían sido alumnos de la escuela por incendio y hurto. Se probó que el mayor de ellos tras beber alcohol y fumar marihuana habría entrado a la escuela, robó aparatos eléctricos y materiales educativos y prendió fuego las instalaciones. Los padres de los procesados se hicieron presentes en la escuela de Flor de Maroñas y se ofrecieron para ayudar en la reconstrucción.

Y fue así que se logró, según explicó ayer la directora del centro educativo Estela Mazziotti. “Nunca había pasado algo tan grave y tan fuerte. Sin embargo, el esfuerzo y el compromiso de cada niño, cada padre, cada maestro permitió salir adelante”. “Esta es la forma en la que una sociedad se construye, haciéndose cargo”, concluyó.


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