viernes, 27 de febrero de 2015

Un tesoro librero bajo tierra y agua


La librería El Galéon, ubicada en el edificio del excine Los Ángeles, en Plaza Independencia, posee más de 100.000 ejemplares en cuatro niveles subterráneos. Un cañería rota estropeó una colección de US$ 15.000


Roberto Cataldo en su ámbito natural: entre los libros de El Galeón

Ciudad de muchas bellezas a nivel de superficie y bajo sus calles, en cavernas y pasadizos, Montevideo esconde otra ciudad bajo tierra, hecha de subsuelos, sótanos y entrepisos inferiores. Ese “lado B” urbano proyecta una contracara hacia abajo y, en algunos casos, anida tesoros maravillosos.
En el codo “derecho” de la Plaza Independencia, en el número 1382, se encuentra el nuevo local de la librería El Galeón. Se trata de un sitio histórico donde antes funcionó el viejo cine teatro Los Ángeles y más recientemente el boliche Pachamama.
En la planta a nivel de calle, el enorme local presenta bibliotecas vidriadas con libros antiguos y reliquias editoriales de la historia uruguaya e internacional, en el estilo de El Galeón. La librería encabezada por Roberto Cataldo, quien trabaja entre libros desde 1960, se especializa desde hace más de cinco décadas en libros con valor patrimonial e histórico, primeras ediciones y documentos de alto valor.
Pero luego de que uno traspasa la entrada, el edificio comienza a bajar a través de amplias escaleras, que luego se vuelven más estrechas, en cuatro niveles inferiores repletos de libros. Según su dueño, superan “los 100 mil ejemplares”, lo que la convierte en la librería más grande del país.
Es un bosque de libros ordenados en bibliotecas y estructuras de madera y otros materiales, que por momentos se vuelve una selva desordenada de millones y millones de páginas.Porque aquí y allá surgen pilas y torres de libros que no se han presentado al público desde la mudanza, terminada el año pasado. 
La bajada solo implica hundirse en una maravilla. Los libros ocupan e invaden los espacios donde estaba el cine teatro y luego el estrado del boliche. Son pilas de libros y colecciones encuadernadas de revistas donde estaban primero las butacas y luego la pista de baile, el escenario por donde pasaron actores y músicos, las escaleras, el foyer, las tertulias, los antiguos camerinos y habitaciones anexas.
Con 42 años de historia
El Galeón abrió en un local en Maldonado y Santiago de Chile en enero de 1973. Durante toda esa década sus clientes fueron instituciones extranjeras, sobre todo de Estados Unidos (como la Universidad de Harvard y el Colegio de San Diego), Europa (como el Museo Británico o la Real Biblioteca de Bélgica), Australia y Japón, a las cuales vendía catálogos de libros sobre diversos temas. Las colecciones de literatura, historia y política, en varios idiomas, son el fuerte de la librería.
En 1995 se mudó a una gran local en la calle Juan Carlos Gómez. Estando allí, vendió la biblioteca del ensayista y docente Juan Grompone, creador del Instituto de Profesores Artigas. Este fue uno de los mejores negocios de toda la librería.
El Galeón estuvo en Ciudad Vieja hasta finales de 2013, cuando comenzó la que debe ser la mayor mudanza de libros en la historia del Uruguay contemporáneo.
“Unos 25 camiones con cajas de libros se trasladaron entre Juan Carlos Gómez y este edificio, a lo largo de casi un año”, contó Cataldo a El Observador.
Luego de tantos movimientos, Cataldo pretende asentarse en la Plaza Independencia. “Al dueño de este lugar le dije: ‘Si me tengo que ir, me corto las venas delante suyo’”, contó más en serio que en broma.
El librero explica que el esquema de negocios ha cambiado mucho en los últimos tiempos. Recuerda con añoranza la década de 1960, cuando el Estado le otorgaba partidas especiales a los docentes para que las destinaran a la compra de libros para la formación intelectual. “Hoy esto suena como algo impensado”, dijo Cataldo, quien hoy trabaja con coleccionistas uruguayos y argentinos.
A la par de mantener la librería en funcionamiento, el gran proyecto a futuro de Cataldo es transformar todo el edificio en un gran complejo cultural, aprovechando el tamaño y las condiciones del lugar. Para esto deberá acondicionar la ex sala de cine para que funcione como un lugar de presentaciones de libros, talleres y clases.
Salvando las metáforas, el potencial del edificio no tiene techo. Pero antes de encarar esas reformas, Cataldo tendrá que solucionar algunos problemas de infraestructura.
Desafíos
Hace un par de semanas, El Galeón sufrió una filtración de agua de una cañería de un edificio lindero que derivó hacia el techo del cine y goteó sobre varios libros. Personal de OSE con una bomba logró desagotar el agua que desbordó el sótano, pero ya había producido sus daños.
“Se mojaron libros antiguos, como una edición de la Metamorfosisde Ovidio, de 1610, y algunos ejemplares de Mundo Uruguayo, lo que afecta a una colección que completa tiene un valor de US$ 15.000”, dijo Cataldo.
Cual capitán Ahab, Cataldo surca los mares librescos comandando un enorme barco de papel que pretende llegar a buen puerto y que apuesta a un proyecto de crecimiento que lo impulse y no lo haga naufragar.



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