Brillante y genial como músico y cantante, Bowie nos ha dejado. Tras de si, una estela de fotografías recuerdan que también fue un precursor y creador de tendencias en el mundo de la moda.
Nacido en Londres en enero de 1947, Bowie, que en realidad se llamaba David Jones, tuvo claro que quería ser cantante y artista. En sus inicios, su madre -queriendo que sentara la cabeza- le buscó colocación como ayudante de electricista. Poco le duró la cosa.
Pronto comenzó a interpretarse y presentar su persona con distinto “empaquetado”, uniéndose a distintas bandas; siempre duraban poco sus participaciones en distintos grupos de pop: solía encontrarlos a todos muy mediocres. Probablemente con razón. David era un privilegiado, dotado de una sensibilidad y una inteligencia fuera de lo habitual.
Hombre del Renacimiento, David fue cantante, compositor, actor, pintor, productor y tocaba el saxo, la guitarra, el bajo y el piano, además de ser un gran aficionado al diseño gráfico y experimentar con maquillaje, peluquería y moda.
Fue muy consciente del impacto de la imagen de un cantante en el éxito de su música. Como se aburría de sus propios inventos, se distraía recreando su imagen cada equis tiempo.
Sus ojos de diferente color y los diferentes tintes y peinados, le proporcionaron una enorme notoriedad.
El personaje de Ziggy Stardust -uno de los que creó y destruyó más tarde – mostraba una cara distinta de David, con su inquietante cabellera naranja, maquillaje extraño y ropa surrealista.
Aunque a menudo su ropa era prácticamente un alocado disfraz, siempre representó bien “l’air du temps” de la moda del momento.
Él, que había comenzado en los años 60 con el aire modosito con el que empezaron los Beatles, pasó de llevar un look limpio de chico bueno a dar una imagen radical y extraña, copiada por miles de fans y cantantes posteriores.
Aunque formó parte de varios grupos musicales, su genialidad y su carácter le impulsaron a seguir adelante solo. Destacaba demasiado y le gustaban las cosas a su manera.
Sus matrimonios fueron cuestionados, si bien ha muerto tras un cáncer que le dió la cara hace año y medio, bien acompañado de su última mujer, la guapísima modelo Iman.
En 2014 una exhibición con la ropa de Bowie de varias décadas visitó varias ciudades del mundo. Quizás sea ahora el momento de retomar la exposición, acompañándola de su historia y de su maravillosa música. Irrepetible.
Hoy, cartel de “No hay entradas” en el cielo. Se oirán desde aquí los aplausos.
Buen viaje, David.
C
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