Desafiante, radical, tequilera e irreverente fue la vida y la voz de Chavela Vargas. Una mujer que tardó 25 años en domesticar los excesos de la vida bohemia para alcanzar el éxito y el cariño de la gente.
Chavela Vargas se creó a ella misma, incluso decía que su nombre era con "v" nomás por joder. Logró convertirse en una de las máximas cantantes de música ranchera alejada del modelo de las artistas de su tiempo, pues ella usaba pantalones, jorongo y pistola al cinto.
Este 5 de agosto se cumplen tres años de la muerte de la también conocida como la "Chamana" y la recordamos con 11 anécdotas de su vida.
Amante de Frida Kahlo
Chavela vivió en casa de Frida y Diego, donde sostuvo una relación con la pintora mexicana. En un programa la "Chamana" lo confirmó: Si, fuimos amantes. Lástima que rompí una carta donde me escribió "Yo sólo vivo para Diego y para ti nada más". Ella me dijo "Yo te parí, yo te tuve, mi sangre está en tu sangre".
Chica Almodóvar
La bohemia y el tequila le dieron mucho y también le quitaron. Tras impresionar con su voz e irreverencia a principios de 1950 se montó en el potro del alcohol para bajar muchos años después. Volvió a cantar a principios de los 90 donde Manolo Arroyo la redescubrió en El Hábito, en Coyoacán y la llevó a España. Conoció al cineasta español quien le tendió una mano para rescatarla al incluir la canción Piensa en mí en su película Tacones lejanos (1991), en versión de Luz Casal. La ayudó a presentarse en diversos escenarios europeos, entre ellos el Olympia de París. Chavela le decía cariñosamente "esposo" y Almodóvar contó: "nos hemos besado mucho, conozco muy bien su piel".
Mutación en la 'Chamana'
Los curanderos huicholes en San Luis Potosi la salvaron de polio en los intestinos que podía degenerar en cáncer, por eso después de la sanación, de leer Las enseñanzas de Don Juan de Carlos Castaneda y conocer a María Sabina, se hizo “chamana”. Declaró "soy sacerdotisa de la etnia huichol y del arte puro" y contó cómo salvó a un niño: "una vez se me estaba muriendo un niño a la orilla del mar, en la selva, de peritonitis, y sus papás me decían que le diera un remedio y les dije, "no soy médico", de repente escuché una voz que me dijo: "lo vas a curar, ve y corta un pedazo de una hoja de plátano que se llama urrade; hice un preparado, se lo di y se curó".
Profeta de la salvación
En 2008 Pedro Almodóvar visitó a Chavela Vargas cerca de Tepoztlán donde vivía, frente a un cerro de Chalchitépetl y le contó la leyenda de que el cerro abrirá sus puertas cuando llegue el próximo Apocalipsis y sólo se salvarán los que acierten a entrar en su seno. Le señaló el lugar concreto de la ladera del cerro donde parecían estar dibujadas dichas puertas.
Parranda con Sabina
Cuando Chavela Vargas veía a Joaquín Sabina tomar le decía: “ese tequila es muy malo; el bueno de verdad ya no lo bebimos José Alfredo Jiménez y yo”. El español contó que no había tenido la oportunidad de tomarse una copa con sus ídolos Bob Dylan, Leonardo Cohen o Brassens, pero si pudo hacerlo con Chavela Vargas, así lo contó: “con ella he cantado y nos hemos abrazados y reídos hasta hartarnos. Todas esas veces cuentan y contarán siempre entre las más grandes cosas que me han sucedido en la vida”.
Mal de amores
Cuando Chavela era adolescente le dijeron que la iban a excomulgar por ser lesbiana y su padre se avergonzaba de ella. Decía: “yo amo con el hígado, el corazón no tiene nada que ver en esto”. Eli Bravo le preguntó en una entrevista “¿(la vida) le ha dado amor?” y ella respondió: “No, nunca lo recibí por la desconfianza que me tenían, me fue re mal en el amor, en el amor me fue de la patada”. Y agregó: “Yo quise y nunca me correspondieron”.
Belleza de cantina
Su largo romance con el alcohol la hizo vivir días enteros en las cantinas donde tuvo amores y pasiones ocasionales, ella decía: “Porque dicen, que los amores turbulentos y desvelados de las cantinas, son prohibidos. ¿Quién los prohibió? Yo no creo en eso… yo me voy con quien me da la gana, por quien sienta amor”.
Hijos, sólo las canciones
Ella aseguraba que no iba a ser buena madre y por eso nunca tuvo un hijo: “…borracha y parrandera, ¿cómo iba a estar con el niño bajo el brazo cantando con los mariachis?”. Decía que las canciones eran sus hijos: “He parido hijos por todo el mundo y estoy muy orgullosa, pero muy orgullosa”.
Solidaridad femenina
Rechazaba todo tipo de abuso en contra de las mujeres y no estaba de acuerdo con algunas convenciones sociales: “a mí me enternece mucho una madre soltera, que la traten mal porque es soltera ¿qué es lo que quieren, qué pide la sociedad? Un pinche papel firmado por quién, quién tiene la autoridad omnipotente y mundial para firmar un papel y con eso basta, la gente se cree con derecho a pisotearla y ahí no voy yo, y si hay una guerra mundial por eso yo sería la primera en ir a pelear”.
Serenatas con José Alfredo
La pasión por las mujeres unió a Chavela Vargas y José Alfredo Jiménez. En los años 50 le llevaban serenatas a sus amores, sin importarle que eso les trajera consigo insultos de los transeúntes. La complicidad entre ambos era tanta que sólo ellos y las destinatarias sabían si la serenata era para una novia de Chavela o un amor de José Alfredo.
Recuerdo chilango
Uno de sus recuerdos más entrañables fue uno de sus últimos conciertos en el Zócalo pues ese día murió su hermano: “sentía que estaba muriendo y sollocé por dentro y reventé la voz, y grité al mundo mi inconformidad, no por la muerte, porque la muerte es la liberación, es un vuelo hacía a libertad eterna. Ese día di un concierto para 40 mil personas, sola, dos guitarras y una mujer. ¡Pero qué mujer!
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