Cuenta con más de 542.000 seguidores en Twitter, varios "clubs de fans" en Facebook e incluso inspiró un videojuego.
Pero Yanis Varufakis no es cantante ni actor de Hollywood. Es un economista, profesor universitario durante casi la mitad de sus 54 años de vida y era, hasta el lunes en la mañana, el ministro de Finanzas de Grecia.
Uno de los políticos con mayor apoyo popular. Su figura fue trascendental a la hora de convencer a los ciudadanos griegos de votar "No" en el referendo que evaluaba la propuesta de rescate de la denominada Troika: la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El poco cariño mutuo entre el grupo y Varufakis no era secreto para nadie. Recién llegaba al ministerio en enero de este año cuando los llamó "un comité construido sobre cimientos podridos" y este fin de semana le aseguró al diario español El Mundo que lo que estaban haciendo con Grecia era "terrorismo".
El domingo ganó el No, pero Grecia perdió a Varufakis. Porque su carisma y ese poder de convencimiento que movió multitudes por el "OXI" (No) no logró movilizar a sus principales contrapartes de la Troika, que fueron implacables: con Varufakis en la mesa, las conversaciones estaban en punto muerto.
"Poco después del anuncio de los resultados del referendo, se me hizo saber de una cierta preferencia por algunos de los participantes del Eurogrupo y varios 'socios' por mi 'ausencia' de sus reuniones; una idea que el primer ministro juzgó que sería potencialmente útil para que pudiera llegar a un acuerdo. Por esta razón dejo el ministerio de Finanzas hoy".
En el mismo estilo directo y sin pelos en la lengua que le valió la aprehensión de su contraparte, acostumbrada a las negociaciones diplomáticas, Varufakis anunciaba en su propio blog que renunciaba al cargo.
"Varufans" y "Varuenemigos"
Una de sus primeras medidas al hacerse cargo de la golpeada billetera griega fue realizar una gira por el continente para visitar las principales capitales de sus acreedores: París, Londres, Roma y Berlín.
No se demoró en demostrar –e imponer- su estilo. El atlético ministro, de cabeza rapada, se negaba a usar corbata, rompiendo la tradicional etiqueta de 11 Downing Street, la residencia del ministro de Finanzas británico. Y su singular imagen, más afín a las camisas negras y chaquetas de cuero que a los trajes fascinó no sólo a los reporteros de negocios, sino también a los columnistas de moda y editores de prensa amarilla.
Incluso los medios de comunicación de Alemania –uno de los principales rivales políticos de Grecia en la actual crisis- parecían impresionados. La presentadora de televisión de ZDF Marietta Slomka lo definió como "alguien que te puedas imaginar protagonizando una película como Duro de Matar 6" y el conservador Die Welt tituló con: "¿Qué hace a Yanis Varufakis un icono sexual?".
Y en Grecia nació un nuevo término: "Varoufitses" –"Varoufans"- para agrupar y definir a las seguidoras del ministro de Finanzas con más sex appeal que ha tenido el país, según las féminas.
Sus colegas de la zona del euro, sin embargo, no estaban entre sus admiradores.
En su primera reunión con ellos el 11 de febrero se negó a aprobar una declaración común por parte del Eurogrupo que implicaba que Atenas buscaría una extensión de su rescate.
A fines de marzo, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, declaró públicamente su molestia asegurando que Grecia había "destruido toda la confianza" y que podría "accidentalmente dejar la Eurozona".
Tampoco Christine Lagarde, la directora del FMI, cayó rendida ante sus encantos y se mantuvo firme en su postura que sin reformas no habría acuerdo y Grecia caería en default. Lagarde llegó a sugerir que las negociaciones sólo podrían progresar si había "adultos" en la misma sala.
La relación se volvió tan tensa que el 11 de junio los negociadores enviados por la jefa del FMI se pararon de la mesa en Bruselas, se tomaron un avión y regresaron a Washington en una acción nunca antes vista.
Varufakis no cedió. La semana pasada anunció que, ante las condiciones actuales, Grecia no pagaría y el martes el país se convirtió en el primero desarrollado en entrar en mora con el FMI.
Y este fin de semana, ad portas del referendo, Varufakis disparó una vez más contra sus acreedores. Aseguró que lo que Europa estaba haciendo con Grecia era "terrorismo" y comparó la política comunicacional de la Troika respecto de su país con la de la Alemania nazi.
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Los últimos disparos de Varufakis contra la Troika
El fin de semana, en la antesala del referendo griego, Varufakis concedió una polémica entrevista al diaro español "El Mundo". Estas fueron algunas de sus frases:
- Lo que están haciendo con Grecia tiene un nombre: terrorismo.
- Si Grecia se estrella, un billón de euros (el equivalente al PIB español) se perderán. Es demasiado dinero, y no creo que Europa se lo pueda permitir.
- Hemos hecho absolutamente de todo para lograr un acuerdo (…) Si Angela Merkel o la troika llegaran con un acuerdo sensato, lo firmaríamos ya, inmediatamente.
- Goebbles pensaba que el modo mejor de extender una mentira era elegir una gran mentira y repetirla sin cesar. Y eso es lo que están haciendo con nosotros.
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"La simple lógica dicta que si no puedes ni siquiera concebir la posibilidad de dejar una negociación, entonces es preferible no volver a entrar en una", escribió el exministro en su blog en 2010.
Y sus colegas le cobraron la palabra.
Rebelde con causa
La rebeldía y el inconformismo de Varufakis fueron su sello desde la infancia y se demostraron desde su propio nombre.
Decidió escribir su nombre con una sola "n" desde la escuela primaria. "Tenía un problema estético con la doble n, contó. "Así que me decidí a escribir mi nombre con una. Mi profesor me puso mala nota, lo que me molestó mucho. Y desde entonces mantuve mi nombre con una n".
Varufakis nació el 24 de marzo de 1961 en Atenas. Se graduó de la escuela privada Moraitis, una de las principales cunas de la élite política y económica de Grecia.
Su padre, Giorgos, de 89 años, es presidente de Halyvourgiki, un gigante industrial griego.
Pero la cuna de oro no le impidió a Varufakis abrazar los ideales marxistas. "Karl Marx fue el responsable de la elaboración de mi perspectiva del mundo, desde mi infancia hasta hoy".
Tras Moraitis, sus padres le enviaron a Reino Unido para protegerlo de los paramilitares que a principios de los 80 tenían a los estudiantes en el blanco.
Obtuvo su doctorado en Economía en la Universidad de Essex, donde también fue profesor. También hizo clases en la Universidad de East Anglia y Cambridge, pero la tercera victoria electoral de Margaret Thatcher en 1987 resultó demasiado dura de soportar para Varufakis, que comenzó a "planear su fuga" de Reino Unido.
Su destino de escape no fue Grecia, eso sí, sino Australia, donde fue profesor de economía en la Universidad de Sídney.
Regresó a Atenas en 2000, una decisión que atribuyó a una combinación de nostalgia junto con el "aborrecimiento del giro conservador" de la isla.
Pitoniso
Varufakis irrumpió en la escena política griega en 2010, cuando Atenas pidió un rescate económico a sus socios europeos y al FMI.
Apareció como un extraño economista educado en Occidente que condenaba el plan de rescate. Advirtió que podía resultar destructivo e instó al gobierno a optar por eldefault.
La mayoría de los otros economistas griegos siguieron la línea oficial: Grecia pronto estaría de vuelta al crecimiento y a los mercados.
Varufakis no tuvo problemas en ser la Cassandra del siglo XXI: la princesa de Troya de la mitología griega con el don de la profecía, maldita por Apolo y condenada a no ser escuchada.
"Podemos soportar el dolor. El problema es que la Troika está sugiriendo una 'terapia' que, hasta donde yo sé, no sólo es dolorosa, sino que también es peor que la enfermedad", aseguró entonces en su blog.
"En diez años no sólo nosotros, sino que toda Europa estará diciendo que esta terapia fue un gran error".
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