Ritos religiosos, un partido de cricket y un panorama político cambiante
Los sudafricanos conmemoraron este viernes el primer aniversario de la muerte de Nelson Mandela con un servicio religioso y un partido de cricket, honrando su legado como adalid de la lucha contra el apartheid.
El célebre líder sudafricano falleció en 2013 a los 95 años, después de una larga enfermedad.
El servicio multirreligioso tuvo lugar por la mañana en una colina de Pretoria dedicada a los combatientes de la lucha contra la segregación racial.
Ron Martin, un jefe de la comunidad khoisan, ofició al amanecer un ritual consagrado a los ancestros de Sudáfrica, quemando unas hierbas dentro de un cuerno de kudú, un antílope africano.
Tras esta ceremonia se celebraron rezos cristianos, hindúes, musulmanes, judíos e incluso rastafaris, de acuerdo con un espíritu ecuménico que refleja la diversidad de las comunidades del país y la universalidad de la lucha antirracista del ex presidente Mandela.
"La vida de nuestros ancestros es el pilar de nuestra sabiduría", dijo Ron Martin.
"Estos veinte años de democracia han sido posibles gracias a Mandela. Antes del advenimiento de la democracia (en 1994) no se nos permitía practicar nuestra religión", explicó.
"El sentido de cualquier tipo de orgullo se vio roto por el apartheid, pero ahora estamos recuperando nuestra herencia", añadió.
Veteranos de la lucha contra el apartheid asistieron a una ceremonia durante la cual se colocó una corona de flores en la base de una estatua de cinco metros de altura de un sonriente Madiba, el nombre del clan por el cual los sudafricanos llamaban afectuosamente al hijo preferido de la nación.
Graça Machel, viuda del Premio Nobel de la Paz, tomó luego la palabra, vestida de negro y con una estola dorada al hombro.
"Yo sé que Madiba está bien acompañado (...) este pensamiento me ha apoyado a lo largo de todo este año", dijo en la sede del gobierno, adonde se desplazó luego la ceremonia.
"Tuve el privilegio singular de ser el hombro en el que se apoyó en el crepúsculo de su vida, y le estaré eternamente agradecida por haberme elegido", dijo Graça Michel.
En ausencia del presidente Jacob Zuma, de visita en Pekín, la ceremonia se celebró en el Freedom Park de Pretoria, un reciente memorial construido con piedras traídas de diferentes lugares de Sudáfrica donde cayeron los mártires de la libertad.
Durante el servicio religioso, las campanas repicaron durante tres minutos y siete segundos, seguidas por tres minutos de silencio, un homenaje de seis minutos y siete segundos dedicado a los 67 años de compromiso político de Mandela.
Seguir el ejemplo de Mandela
El arzobispo emérito Desmond Tutu, también galardonado con el Premio Nobel de la Paz, pidió a los sudafricanos que siguieran el ejemplo de Mandela en un comunicado destinado a celebrar el aniversario de su deceso.
"Nuestra obligación con Madiba es continuar construyendo la sociedad que él quería, seguir su ejemplo", afirmó Tutu.
"Una sociedad basada en los derechos humanos, en la cual todos puedan compartir la gran abundancia que Dios otorgó a nuestro país. en el cual todos podamos vivir con dignidad, juntos. Una sociedad con un mañana mejor para todos", agregó Tutu.
El vicepresidente Cyril Ramaphosa dirigió los tres minutos de silencio, seguidos por un partido amistoso de cricket, llamado Copa Legado Mandela.
Durante el fin de semana, artistas y actores participarán en un homenaje en la Fundación Nelson Mandela, que lanzó una exposicion en honor del ex mandatario.
Nacido en 1918 y fallecido el 5 de diciembre de 2013 en Johannesburgo, Mandela fue el primer presidente negro de su país y artífice de la reconciliación racial después de tres siglos de dominación blanca. Los restos de Madiba, presidente de 1994 a 1999, descansan en Qunu, el pueblo donde creció, en el sur del país.
Panorama político cambiante
Sudáfrica cumple hoy un año sin su expresidente Nelson Mandela, con un panorama político cambiante que al padre fundador de esta República democrática le costaría reconocer.
Sin referentes morales de la talla de Madiba ni su carismático liderazgo, el bloque oficialista comienza a fragmentarse en un fenómeno de consecuencias imprevisibles para el país.
Pese a haber revalidado su habitual mayoría de más del 60 por ciento en las elecciones de mayo, el Congreso Nacional Africano (CNA) partido que lideró Mandela, ha visto irrumpir en el Parlamento a una nueva fuerza política, Luchadores por la Libertad Económica (LLE), de naturaleza y recorrido inéditos.
Surgida de sus propias filas, con el que fuera líder de las juventudes del CNA Julius Malema como cabeza y corazón, el LLE pesca con éxito en los caladeros del oficialismo con un similar lenguaje de movimiento de liberación, que además se ocupa de temas olvidados como la corrupción o la pobreza.
"Por primera vez, los votantes del CNA tienen adonde ir", dice a Efe el analista político Mondli Makhanya, quien destaca la energía y la juventud de Malema (de 33 años) y augura gran proyección a su formación, la tercera en número de parlamentarios tras la Alianza Democrática (AD).
Además de amenazar muchos feudos del CNA en las municipales de 2016, el LLE se ha convertido en una molesta piedra en el zapato del poder, con sus coloridas y a menudo antirreglamentarias protestas parlamentarias contra los abusos del presidente Jacob Zuma abriendo diarios e informativos de televisión todos los días.
Pero no acaban ahí los cambios de paisaje y los problemas para un CNA que ha perdido el favor de muchos compañeros de lucha de Mandela que combatieron en sus filas en los años de clandestinidad.
Las críticas del sindicato metalúrgico NUMSA a Zuma han provocado su expulsión de la central sindical COSATU, actor histórico de la resistencia al "apartehid" y parte del conglomerado de poder del CNA.
El reconocimiento de la obra política de Mandela -cuya lucha contó siempre con la solidez de COSATU como punto de apoyo indispensable- parece ser lo único que comparten las facciones enfrentadas en la organización.
NUMSA es, con más de 300.000 afiliados, el mayor miembro de COSATU (que cuenta con más de dos millones de miembros), y su salida costará al partido de Gobierno buena parte de su capacidad de movilización social.
Además, NUMSA planea la creación inmediata de un partido a la izquierda del CNA, el Frente Unido (FU), que podría estar dirigida por el carismático líder rebelde de COSATU Zwelinzima Vavi y articularía reivindicaciones relacionadas con la corrupción, la autocomplacencia y el abandono del mensaje social del oficialismo.
"Qué triste sería decirle a Mandela que la organización en la que confió (COSATU) camina hacia el colapso", dijo esta semana Vavi, que lamentó que los líderes sudafricanos actuales piensen más en ellos mismos que en el país.
El FU se perfila como un grupo mucho más sólido política e ideológicamente que el del populista Malema, y cuenta a su favor con las estructuras sobre el terreno de NUMSA y los sindicatos de COSATU para que le sigan en su aventura de reclutar afiliados y atraer simpatizantes y electores.
Al contrario de lo que piensan otros analistas, Makhanya no cree que la aparición del LLE y el FU empuje necesariamente al CNA a políticas más radicales y populistas de izquierda.
"Es algo positivo, porque dará relevancia y legitimidad a la oposición, obligará al CNA a revisar su actitud arrogante", explica.
Veinte años después de la liberación, con los objetivos de democracia, convivencia y confianza internacional que promulgó Mandela relativamente bien asentados, las urgencias de las masas pobres y sin formación, aún mayoría en Sudáfrica, parecen colocarse en el centro del debate político.
Lo hacen de la mano del descarrile de un CNA acechado por la corrupción, el desprecio de la oposición y el Parlamento, la ineficacia en la gestión de los servicios públicos y su fracaso a la hora generar perspectivas de prosperidad a buena parte de la Sudáfrica excluida por siglos de dominio racista blanco.
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