Obama y Castro agradecen la implicación "personal" del Pontífice en las negociaciones
Solo después de que Barack Obama y Raúl Castro, uno desde Washington y otros desde La Habana, pero con apenas dos minutos de diferencias, agradecieran la mediación del papa Francisco en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, la secretaría de Estado del Vaticano difundía un comunicado en el que confirmaba que “en el curso de los últimos meses” Jorge Mario Bergoglio ha escrito a ambos líderes “invitándoles a resolver cuestiones humanitarias de común interés, como la situación de algunos detenidos, para dar inicio a una nueva fase de las relaciones entre las dos partes”.
"Gracias. Especialmente al Papa Francisco", declaró el presidente Obama pocos minutos pasadas las seis de la tarde. El líder cubano, en un discurso retransmitido en directo desde La Habana y con el uniforme militar que caracteriza a los dirigentes del régimen castrista, agradeció también la labor del Pontífice y la de las autoridades de Canadá —donde se produjeron las conversaciones— "por facilitar la negociación entre ambos países". Obama destacó además la implicación "personal" de Francisco en el proceso de para iniciar la normalización de las relaciones diplomáticas bilaterales.
La respuesta del Vaticano llegó a través de un comunicado, de apenas cuatro párrafos, en el que deja constancia de que el Papa “se complace vivamente por la histórica decisión de los Gobiernos de los Estados Unidos de América y de Cuba de establecer relaciones diplomáticas, con el fin de superar, por el interés de los respectivos ciudadanos, las dificultades que han marcado su historia reciente”. El comunicado recuerda que, el pasado mes de octubre, el Vaticano acogió el pasado octubre a las delegaciones de ambos países.
Este mismo miércoles, ambos presidentes anunciaron —además del restablecimiento de las relaciones diplomáticas, congeladas desde que en 1961 el congreso estadounidense impuso el embargo a Cuba— un canje de presos; tres cubanos encarcelados en Florida (Gerardo, Ramón y Antonio) por un estadounidense (Alan Gross), encerrado en Cuba desde 2009.
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