lunes, 22 de diciembre de 2014

Gobierno mexicano suspendió búsqueda de normalistas de la escuela agraria de Ayotzinapa


El coordinador del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, Abel Barrera, aseguró que el gobierno mexicano “suspendió la búsqueda” de los normalistas de la escuela agraria de Ayotzinapa desaparecidos en las inmediaciones del municipio de Iguala, estado de Guerrero, en setiembre pasado.



Según informó el periódico La Jornada, citado por Prensa Latina, Barrera dijo que “se espera la llegada de expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), quienes revisarán en qué situación están las averiguaciones y los protocolos de indagaciones”.
El abogado expresó que “sí están trabajando en el terreno de las investigaciones los peritos forenses argentinos, quienes se han mantenido muy en reserva, en espera de los resultados de las indagatorias de algunos restos, las cuales se efectúan en un laboratorio de Austria”.
En los primeros días de diciembre los expertos forenses de Argentina identificaron los restos de Alexander Mora Venancio, uno de los 43 estudiantes desaparecidos desde el 26 de septiembre en el estado de Guerrero.
Barrera dijo que en lo que queda del año, “los padres de los normalistas de Ayotzinapa trabajarán en las acciones de rastreo de los muchachos con diversos sectores de la sociedad”.
Indicó que se solicita “apoyo a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Ciudadana, para continuar con la búsqueda”.
El Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan es una organización que trabaja en la defensa de las garantías fundamentales desde 1993 en el estado de Guerrero, al sur de México, en una de las regiones más pobres del país.

La noche del 26 de setiembre

En la noche del 26 de septiembre un grupo de policías locales dispararon contra decenas de alumnos de Ayotzinapa por órdenes del entonces alcalde de Iguala, José Luis Abarca, a raíz de ello murieron seis personas y otras 25 resultaron heridas.
Además, los policías capturaron a 43 jóvenes y los entregaron al cártel Guerreros Unidos, que se encargó de asesinarlos e incinerarlos para no dejar rastro.




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