Cada año 10 mil estudiantes de Educación Media Superior (bachillerato) del Consejo de EducaciónSecundaria (CES) abandona sus estudios para insertarse en el mercado de trabajo. Según datos del anuario estadístico del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) correspondiente a 2013, la cantidad de alumnos matriculados en bachillerato público asciende a 99.510, en liceos privados a 17.042 y en UTU a 38.995. El dato que preocupa a las autoridades fue manejado el martes por el presidente del Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), Wilson Netto, durante su comparecencia en la comisión de Educación de Diputados, según consta en la versión taquigráfica de la reunión.
Según explicó, la cifra surge de un análisis realizado por la ANEP en los últimos cinco años, que corrobora que al mismo tiempo que se desvinculan del sistema educativo, la misma cantidad de jóvenes "aparece en la planilla del BPS porque trabajan formalmente".
Netto manifestó que esta realidad y la nueva ley de empleo juvenil aprobada en 2013 debe impulsar a las autoridades a "acelerar procesos de articulación entre el mundo de la educación y el mundo del trabajo".
Agregó que actualmente la cantidad de alumnos que egresan de bachillerato de Secundaria (tanto a nivel público como privado) y de UTU asciende a 18 mil, sin embargo, apuntó que los niveles de crecimiento económico y la instalación de nuevos emprendimientos, a veces juega en contra. "La población económicamente activa del país se ha incrementado y ha generado que jóvenes que están dentro del sistema (educativo) y no han culminado este nivel educativo sean parte de esa población económicamente activa", manifestó. En este sentido, el jerarca destacó el proyecto del Ministerio de Trabajo (MTSS), denominado Cultura de Trabajo para el desarrollo, el cual apunta a vincular aún más la academia y la investigación con el mundo laboral.
Trabajo y desvinculación
La ley de empleo juvenil establece que desde los 15 años, el joven puede ser contratado en régimen de primera experiencia laboral, bajo el cual el contrato no puede exceder los 90 días. La reglamentación también indica que "el Estado deberá promover la compatibilidad de las actividades laborales de los jóvenes con la continuidad de sus estudios" y otorga beneficios a aquellos empleadores que contraten a jóvenes de entre 15 y 24 años. A su vez, los empresarios se deben comprometer a permitir horarios flexibles para que los jóvenes puedan estudiar.
En tanto, las cifras oficiales de Secundaria demuestran que en 2013, 55% de los estudiantes de sexto de bachillerato no aprobó el año. De este total, el 46% no volvió a matricularse en el liceo en 2014.
En Montevideo las cifras son aún más preocupantes: 67% de los estudiantes de sexto año no aprobó el año y un poco más de la mitad (52%) tampoco quiso volver a intentarlo al año siguiente. A su vez, del promedio de alumnos que se matriculó en el interior la mitad no egresó en el último año de secundaria.
Según el informe del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), en 2013 la cifra de no promovidos en UTU (ciclo básico y bachillerato) se elevó a 37,3%, mientras que en Secundaria (ciclo básico y bachillerato) fue de 30,7%.
El entonces director de UTU, Eduardo Davyt explicó a El Observador que de la cifra de 37,3% de no promovidos, 16% corresponde a alumnos repetidores y el resto a estudiantes que se desvincularon.
Empresarios insatisfechos con nivel educativo
Una encuesta realizada por la Cámara Nacional de Comercio y Servicios del Uruguay (CNCS), realizada entre marzo y abril de 2015, arrojó que 52% de los empresarios no está satisfecho con el nivel educativo de los jóvenes que se incorporan a sus empresas. En tanto, solamente 9% está "muy satisfecho". La encuesta también arrojó que la responsabilidad es la habilidad más demandada por los empresarios, pero la menos presente entre los jóvenes. A esta le sigue la iniciativa y la resolución de problemas. En tanto, 67% echó en falta el conocimiento de una segunda lengua.
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